Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy

Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy.
Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy. / EFE
Efe
02 de marzo 2020 - 16:38

La "maison" Givenchy se inspiró en los años 1970 y en artistas como la portuguesa Helena Almeida (1934-2018) para la colección otoño-invierno que presentó este domingo en la Semana de la Moda de París, donde dominaron las siluetas minimalistas y un elaborado trabajo de sastrería.

La diseñadora de la firma, la británica Clare Waight Keller, se fijo en el trabajo de mujeres artistas de finales de los 1960 y principios de 1970, que usaban con su arte "una forma de expresarse personal" para crear los estampados y siluetas de la línea, en la que recuperó las formas que Givenchy trabajaba en aquella década.

Waigt Keller transformó los gruesos trazos de Almeida en bufandas a modo de capa e impuso sus líneas en elegantes vestidos de corte asimétrico, grandes hombreras y exagerados volúmenes, según describió a EFE tras el desfile, que tuvo lugar en el hipódromo de Longchamp, a las afueras de París.

"El lenguaje corporal de mujeres poderosas intima con misteriosas expresiones de sensualidad y provoca toda una cadena de reacciones. La colección puntúa el canon de sastrería de Givenchy con la historia del grafismo, inspirado en los tiempos gloriosos del cine francés y en reflexiones abstractas sobre el cuerpo femenino", destacó la marca en una nota a los invitados.

Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy.
Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy. / EFE

Una paleta de colores monocromos en distintas gamas de rojo, marrón, tabaco y cobalto protagonizó la colección, a la que se añadieron estampados de puntos y cuadros en vestidos de mangas anchas y faldas largas.

Los trajes de noche estaban decorados con plumas, en blanco y negro. Plumas que se adueñaron también de vestidos de una sola pieza y trajes de chaqueta.

En los accesorios, una sandalia que parece dejar el pie al desnudo atada únicamente por cordones, unos exagerados pendientes que parecían las esculturas móviles de Calder, como suspendidos en el aire, y exageradas pamelas.

Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy.
Arte y sastrería dialogan en la pasarela con un elegante Givenchy. / EFE

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