Un museo en Croacia expone el sufrimiento de los niños en el mundo

El Museo de Ilusiones de Zagreb avisa del sufrimiento real de millones de niños
Efe
13 de diciembre 2016 - 13:26

El Museo de Ilusiones de Zagreb se convierte esta semana en un "Museo de la Realidad" para advertir, por medio de hologramas y efectos ópticos, sobre el sufrimiento que siguen padeciendo hoy decenas de millones de niños en el mundo.

Se trata de un proyecto único de Unicef (el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), organizado con motivo de su 70 aniversario.

Los organizadores pretenden sensibilizar al visitante, abrumado en esta época del año por los encantos y la oferta comercial de la Navidad, con un mundo muy diferente, el de los niños víctimas de la pobreza, de las guerras y de la explotación.

Un vaso de leche -creado por un holograma- parece real pero desaparece cada vez que el visitante lo trata de agarrar.

Así se pretende recordar que mera ilusión es realidad para millones de niños en muchas partes del planeta.

En la llamada "la habitación del hambre" los visitantes pueden levantar alternativamente dos muñecas, réplicas de dos niños, cada uno de un año de edad. Uno con peso normal y el otro desnutrido.

"El peso es muy diferente, de verdad. Es increíble que haya tanta diferencia", comenta impactada una joven.

Por medio de experiencias interactivas, virtuales e ilusiones ópticas, al visitante se le presenta la brutal realidad en la que viven millones de niños privados de sus necesidades más básicas.

"Se trata de un proyecto único en el mundo. El primer Museo de la Realidad instalado en el marco de un Museo de las Ilusiones", explica a Efe Gorana Banda, de Unicef Croacia.

"Las ilusiones nos sirven para mostrar la realidad de niños que viven en condiciones muy difíciles", relata.

A pocos metros hay un grupo de adolescentes, que siguen por medio de tecnología de realidad virtual el duro día a día de niños necesitados de otras partes del mundo.

"Me ha emocionado mucho. Todo parecía tan real. Compadezco a estos niños. Me siento tan feliz de poder vivir aquí, donde tenemos nuestra casa, todo lo que necesitamos", comenta Tamara, una joven croata de 15 años, tras ver una película sobre Sidra, una niña siria que vive en un campo de refugiados en Jordania.

Más de 10,000 niños han muerto en Siria desde el comienzo de la guerra civil de Siria en 2011.

Otro aspecto destacado en la muestra es la explotación laboral de niños. Unicef estima que unos 150 millones de niños, de entre tres y 14 años de edad, son obligados a trabajar.

Así lo recuerda un pozo ilusorio, al que se puede acceder y que representa una mina de oro, como en las que trabajan miles de niños pequeños en varias partes del mundo, como en África.

"Las gotas que se escapan" es una ilusión óptica con gotas de agua "infinitas" que recuerda que unos mil niños mueren cada día a causa de enfermedades relacionadas al agua sucia y malas condiciones de higiene.

El visitante puede levantar en esta parte del museo unos recipientes plásticos de agua de un lado a otro para hacerse una idea de la difícil tarea que millones de niños tienen a diario para abastecer a sus familias con agua potable.

Unas 750 millones de personas no tienen acceso a agua potable, uno de los derechos humanos más básicos.

En general, unos 69 millones de niños mueren antes de cumplir los cinco años de edad por causas que podrían ser prevenidas, recuerda Unicef en la muestra.

En el "Álbum de Matrimonio" se ven las fotos de niñas forzadas a casarse, lo que recuerda que en el mundo hay unos 700 millones de mujeres y menores que tuvieron que contraer matrimonio antes de los 18 años de edad.

En el "Laberinto de los medios" el visitante pierde el equilibrio por una confusión a la que llegan sus sentidos debido a una extraña nivelación, como símbolo de la confusión que sufren los niños por las informaciones y desinformaciones de los medios.

"Crecemos del amor y disminuimos por la violencia", es el lema de un efecto óptico por el que el cuerpo del visitante aumenta en una parte de una habitación del museo y se reduce en otra.

"La experiencia vivida aquí es importante porque suscita la empatía y mueve a la gente a actuar", concluye Gorana Banda, la representante de Unicef en Croacia.

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