El Museo de Arte y Diseño de Costa Rica se desnuda para su cuarto de siglo

El curador jefe del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, Daniel Soto, habla durante una entrevista con Efe este 12 de marzo de 2019 en San José (Costa Rica). EFE
El curador jefe del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, Daniel Soto, habla durante una entrevista con Efe este 12 de marzo de 2019 en San José (Costa Rica). EFE / EFE
Efe
16 de marzo 2019 - 12:14

"Nunca hemos sido un cubo blanco", es el estandarte de la nueva exposición del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, en el cual se desnuda de todas sus obras para celebrar su cuarto de siglo. Nunca antes había sido visto de esa forma: un espacio vacío.

Con paredes largas y blancas, en donde resalta su alto techo de cedro, un edificio que respira historia, pero que no tiene ni una sola obra que mostrar.

Pese a que en esa primera vista se cree que el museo no tiene mucho más que ofrecer, realmente transmite mucha información, busca desnudarse para que observen su espacio que en otras ocasiones se ha convertido en canchas de fútbol, capillas y hasta rampas para patinetas.

"Cuando presentamos un museo sin obras, vacío de obras contemporáneas lo que queremos comunicar es que ha sido un espacio al que le caben muchísimas cosas, que durante 25 años lo hemos cargado de arte y de diseño y que el tiempo que siga pasando lo vamos a seguir llenando de significados", expresó en entrevista con Efe el curador jefe de la institución, Daniel Soto.

Durante ese cuarto de siglo, el edificio que hoy es patrimonio nacional y en el que antes se fabricaban los más finos licores del país, ha visto pasar a ocho presidentes y sobre sus paredes se ha curtido un "cuero" de tres milímetros producto de las capas de pintura de todos sus montajes.

Su techo ha recibido una cantidad de agua equivalente a 14 piscinas olímpicas y sus visitantes han recorrido por las salas una distancia superior a dos veces la circunferencia de la Tierra.

El museo se desnuda hasta quedar siendo un cubo blanco, que habla a través de sus paredes y se deshace de todos los dispositivos museográficos para volcar la atención de los visitantes en elementos que usualmente pasan desapercibidos.

"Nosotros nunca hemos sido un cubo blanco y nunca lo seremos, tampoco nos interesa convertirnos en ese concepto. El cubo blanco es un concepto museográfico-arquitectónico de mediados del siglo 20, donde la arquitectura y museografía se diseñaban para que la obra de arte fuera lo único que importara y así el visitante estaba al tanto de la obra que se exponía", explicó Soto.

Las únicas excepciones son un jarrón forrado en papel para mostrar como los especialistas conservan ese tipo de obras en sus bodegas, así como un par de marcos envueltos cuidadosamente para preservar su madera y pintura.

Pese a que actualmente el museo está prácticamente vacío el objetivo de las autoridades es poco a poco irlo llenando de arte y diseño, hasta que otra vez vuelva a quedar completo, por eso la celebración de su 25 aniversario durará todo el año.

"Ha sido enriquecedor aprovechar este edificio de tantas maneras porque lo hemos cambiado y explotado, sanamente, de diferentes maneras. Los artistas se han apropiado del espacio y lo han convertido según sus obras, el museo siempre ha tomado un carácter completamente distinto con cada exposición", manifestó Soto.

Durante todo este tiempo el museo ha visto pasar por sus salas a artistas nacionales y extranjeros, especialmente de Centroamérica y el Caribe, ya que su labor se enfoca en divulgar el trabajo de la región.

Como parte de las actividades de celebración, durante todo el año serán realizadas exposiciones, muestras, actividades teóricas, ferias, proyectos de emprendedurismo, así como una revisión de la colección permanente que narrará parte de la historia de las curadurías del museo. E

l edificio del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, que se ubica en el centro de San José, formó parte de la antigua Fábrica Nacional de Licores, una de las edificaciones más antiguas de la capital cuya construcción se inició en 1851.

La fábrica funcionó hasta 1981 y el inmueble fue restaurado usando la propuesta de un conjunto de arquitectos para ser reinaugurado en 1994 como el Centro Nacional de la Cultura, que alberga en sus instalaciones al museo que abrió el 21 de febrero de ese año.

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