La heredera de Alicia Alonso que quiere dirigir el ballet cubano al futuro

Viengsay Valdés, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC), habla durante una entrevista con EFE
Viengsay Valdés, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC), habla durante una entrevista con EFE / EFE
Efe
27 de abril 2019 - 12:46

Un cuarto de siglo después de su debut en el Ballet Nacional de Cuba (BNC), Viengsay Valdés, pupila y heredera aparente de la legendaria Alicia Alonso, está lista para liderar a la compañía insignia del baile clásico de la isla hacia una futura nueva etapa, en la que aseguró que "hay mucho por hacer".

La designación de Valdés (La Habana, 1976) en enero pasado como subdirectora del BNC no causó sorpresa en el mundillo artístico, donde su nuevo rol parece aclarar las dudas sobre quien tomará el testigo de manos de Alonso, quien se mantiene como directora general del Ballet Nacional a sus 98 años a pesar de su frágil salud.

Muchos de los logros de la primera bailarina, cuyo nombre en laosiano significa Victoria, están asociados a la mítica artista y a la compañía, que en 2018 cumplió 70 años con un estilo y una identidad marcados por el legado de su fundadora, algo que Valdés promete respetar y continuar.

"Nunca dejaré de admirar la pasión que ella (Alonso) tiene por la danza, desde su forma de expresarse cuando explicaba una emoción o un sentimiento de un personaje. (...) Pienso continuar sus pasos pues pretendo transmitir esos conocimientos que adquirí de ella (y otros maestros) a las nuevas generaciones", explicó a Efe.

Reconoce que su nueva posición es un "reto, en el sentido de la expectativa y el interés" que rodea siempre a la "prima ballerina assoluta" cubana.

El recorrido de Viengsay Valdés desde los salones de la prestigiosa Escuela Nacional de Ballet -creada por el Estado cubano para ofrecer formación gratis en base al mérito y al talento- hasta llegar a interpretar los roles soñados por toda bailarina en los escenarios más importantes del mundo no fue un camino fácil.

El asma que sufría desde niña y los consejos de los médicos, contrarios a que se dedicara a una profesión con tanta demanda física, no lograron desanimar a la futura primera bailarina, que estudió con grandes maestras como Ramona de Saá y Mirtha Hermida hasta 1994, cuando entró al Ballet Nacional con 17 años.

Un año después ya Alicia Alonso la había promovido a la categoría de bailarina principal, y en 2001 fue nombrada primera bailarina, rango en el que ha encarnado protagónicos de clásicos como "El lago de los cisnes", "Don Quijote", "Giselle" y "Cascanueces".

Su impecable técnica y su carácter al interpretar le han valido reconocimiento internacional. Su chispeante "Kitri", en Don Quijote, está entre las actuaciones más aclamadas en la trayectoria de Valdés, incluida entre las mejores 100 bailarinas del mundo en la temporada 2010-2011 por la revista Dance Europe.

Mientras sus colegas escogían salir de la isla en busca de mejoras económicas y horizontes más amplios en sus carreras, Valdés eligió seguir en el BNC, que se desangraba en cada gira internacional.

"Aquí tengo mi vida, mi familia, mi compañía y mi país", insistió la artista, quien en su nuevo cargo se mantiene activa en los escenarios.

Cumplir con ambas responsabilidades "es difícil, pero no imposible. De hecho, grandes directoras de compañías de ballet como la Ópera de París y el English National Ballet siguen bailando y dirigen".

La flamante subdirectora del BNC se probará pronto en su doble rol durante la gira de casi dos meses que hará por una docena de ciudades españolas desde mayo hasta julio, el primer recorrido internacional que realizará el colectivo bajo su dirección.

En Barcelona y Madrid, Viengsay Valdés vestirá nuevamente los tutús negro y blanco de los personajes principales de "El lago de los cisnes".

"Los bailarines son testigos de mi trabajo diario como bailarina, mi entrega en los salones y luego mi nivel de exigencia. Puedo prometerles disciplina, transparencia, versatilidad y oportunidades", aseguró.

Entre los cambios que Valdés prevé como prioridades estará "mejorar la organización del trabajo y sus condiciones, promover el mérito y estimular a los jóvenes y a todos los que tengan deseos de trabajar".

También espera "enriquecer el repertorio de la compañía con obras frescas de coreógrafos de diferentes partes del mundo y distintos lenguajes artísticos".

"En el futuro próximo, promoveré nuevas propuestas de repertorio que podrían dar alguna que otra alegría", adelantó sobre el futuro de la compañía, considerada entre las mejores de estilo clásico del mundo pero a la que algunos critican su rigidez en el apego a lo tradicional.

"Hay mucho por hacer", señaló, aunque siempre "reconociendo lo que bueno que ya se tiene, desde las bases".

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