La historia de la joven que se quemó mientras dormía y despertó 4 meses después sin saber qué sucedió

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Imagen ilustrativa / AFP

Una noche de octubre de 2018, Noelia Tabilo llegó más temprano que de costumbre a su casa. Vivía con sus padres y les dijo que se iría a la cama pronto porque al día siguiente tenía una presentación muy importante a la que no podía faltar. Esa noche un terrible incendio consumiría su habitación.

Pero antes que Noelia siquiera se diera cuenta, cayó en un sueño profundo debido a la inhalación de los gases tóxicos de los cables eléctricos. Cuatro meses después despertó en la cama de un hospital sin saber qué había ocurrido y con el 70% de su cuerpo quemado y el 40% de sus vías respiratorias totalmente quemadas.

Estaba casi inmóvil y sin voz, algo que descubrí cuando el doctor vino a pedirme que solo asintiera si es que sabía donde estaba, porque me acababan de sacar un tubo respiratorio. No pude decir nada, solo quería tratar de pegar los engranajes y recordar qué había pasado, mientras juntaba angustia por no saber dónde estaban mi mamá y mi papá.

En una extensa entrevista para la BBC Mundo, Noelia Tabilo, una diseñadora industrial, contó lo que cree pudo haber ocurrido.

Según los peritos, se estima que la primera chispa se generó a las 11:30 de la noche a raíz de un cable en mal estado.

Yo tenía un enchufe malo hace como tres meses. Sabía perfecto como arreglarlo pero nunca lo hice. Esa noche, dejé enchufado el cargador de mi celular.

Además de la ropa, Noelia guardaba en su habitación materiales como pintura y resina, elementos altamente inflamables.

"Mi mamá se dio cuenta varias horas después, como a las 3:30 de la mañana, cuando vio un poco de luz en mi pieza".

En un primer momento, la madre de Noelia creyó que se había quedado dormida con la luz prendida, pero cuando se acercó y tocó la puerta rápidamente se dio cuenta que algo andaba mal. El calor que emanaba de adentro le llenó el alma de terror.

Empujó la puerta y vio una escena que jamás olvidará.

"¡Hay un incendio, la niña se está quemando!", le gritó a su esposo.

Mientras los bomberos llegaban, los padres intentaron apaciguar las llamas con un extintor que guardaban en casa. El fuego había tomado tanta fuerza que fue imposible socavar su intensidad a pesar de los esfuerzos de sus padres. Los bomberos tardaron más de 4 horas en apagar el incendio.

Al ver el escenario, los camisas rojas le dijeron al padre de Noelia: "Si su hija está en esa pieza, ya no está viva, está calcinada. Entre el fuego, el agua y los químicos... nadie sobrevive a eso".

En ese momento y con el corazón destrozado, el padre respondió: "Si mi hija está ahí, aunque esté calcinada, la quiero sacar igual".

Viendo el escenario desde afuera, los especialistas pensaron que ya era muy tarde para llamar a una ambulancia, pero era obvio que mis padres no se iban a dar por vencidos. Cuando lo apagaron, mi papá volvió a entrar, aunque corría el riesgo de que todo se desplomara; calculó fríamente dónde podría haber estado la cama, y ahí me encontró, en un rincón entre los escombros, sin pulso.

Cuando por fin pudieron sacarla de la habitación, la llevaron a la calle y un policía empezó a hacerle reanimación, logrando recuperar su pulso. Al no contar con equipo médico en ese momento, el agente cortó una manguera de la casa e improvisó un sistema de respiración hasta que finalmente llegó la ambulancia.

Para fortuna de Noelia, los paramédicos la trasladaron a la unidad de quemados del Hospital de Urgencias la Posta Central, una de las mejores de América Latina.

Tras pasar 3 meses con riesgo de muerte a diario, múltiples paros respiratorios y en coma inconsciente, los médicos decidieron retirarle el respirador.

Yo no entendía nada. Todavía tenía grabado el discurso que tenía que hacer ante la Corfo. Quería saber la hora, tenía que estar allá, estaba atrasada. Luego, pensé fue en mis papás, necesitaba saber dónde estaban. Miraba para los lados, buscándolos, y lo único que veía era otras momias peladas, como yo. Hasta que en la puerta vi a mi mamá. Y ahí me puse a llorar.

La recuperación fue tremendamente difícil para Noelia. Tuvo que aprender de cero absolutamente todo. Levantarse, caminar, tragar, utilizar sus manos, y lo más importante, volver a aprender a respirar.

Gracias a un tratamiento de corticoides y láser pudo recuperar la apariencia de su rostro, pero el fuego consumió su nariz y hubo que amputarla.

"Quiero tener mi nariz porque me hace falta. No por algo estético sino por una cuestión de salud. Porque yo, al no tener nariz, tengo el acceso directo a mis pulmones".

El primer invierno lo pasé fatal, tuve neumonía, pulmonía. Nunca había dimensionado lo importante que es la punta de la nariz: los bellos nasales son la barrera de defensa a tus pulmones, lo que le da humedad a tu respiración.

Funcionalmente, Noelia dice que está al 100% hoy día. Camina, puede trotar, mover sus manos al revés y al derecho y pudo recuperar sus vías respiratorias.

La diseñadora industrial deja sus últimas conclusiones de una experiencia de vida que le ha ayudado a

"La gente rechaza mucho visualmente a los quemados. Y uno puede entender el rechazo de un niño pero el de un adulto es complejo. Y no todos tienen la misma resiliencia o fuerza que yo. Yo soy la excepción. Y quiero abrir la puerta para que los otros quemados se reintegren".

Mi vida es como antes y mejor. Porque yo no perdí nada, nada que no se pueda recuperar. Yo solo perdí cosas materiales. Tengo mi cerebro intacto, recuperé mi movilidad, mi trabajo, tengo amigos y nuevos amigos. Y es mejor aún porque tengo otra perspectiva.

Amo mis cicatrices. El trabajo de joyería que hicieron con mi piel muestra lo hermosa que es la medicina.

***Con información de www.bbcmundo.com***

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