Iggy Pop rejuvenece en la noche de cierre del segundo O Son do Camiño

El músico estadounidense Iggy Pop actúa en la última jornada de la segunda edicion del festival O Son do Camiño que se celebra en el Monte do Gozo de Santiago de Compostela.
El músico estadounidense Iggy Pop actúa en la última jornada de la segunda edicion del festival O Son do Camiño que se celebra en el Monte do Gozo de Santiago de Compostela. / EFE
Efe
16 de junio 2019 - 11:02

El cantante norteamericano Iggy Pop ha sido este sábado el gran protagonista de la jornada de cierre de la segunda edición del festival O Son do Camiño, en la que ha mostrado que sus 72 años de edad no son un impedimento para ofrecer un concierto de rock directo, enérgico y descarnado.

Iggy Pop, sin camiseta desde el mismo inicio, ha sacado a relucir su arsenal de temas clásicos desde el comienzo, ya que ha abierto el concierto con la legendaria “I wanna be your dog” de su etapa en The Stooges que, aunque haya pasado ya medio siglo desde su lanzamiento, sigue sonando igual de poderosa que en 1969.

A continuación ha disparado otro sencillo de la banda que lo dio a conocer, la peligrosa “Gimme danger”, preludio de la locura que suscitaría el encadenamiento de dos de sus canciones más conocidas, “The Passenger” -cuyos coros han replicado miles de gargantas por todo el recinto- y “Lust for life”, banda sonora de la mítica película de Danny Boyle “Trainspotting”.

Pese a que no parecía sencillo mantener el ritmo con el que se había iniciado el concierto, las contorsiones que han acompañado cada tema del ya septuagenario artista encima del escenario han servido para transmitir su energía a un público de más de 30.000 espectadores que ha vibrado con su actuación en el Monte do Gozo.

En el ecuador deL concierto, Iggy Pop ha interpretado, incursión entre el público mediante, “Search and destroy”, pieza incluida en el álbum de 1973 “Raw Power”, de The Stooges, y el caos generado entre los asistentes ha demostrado por qué esta canción se considera una de las piedras angulares del inicio de la escena punk a nivel internacional.

Con ríos de sudor cruzando su pecho descubierto y arrugado, Iggy ha apostado por ser parco en palabras -a excepción de algún que otro grito soez- y generoso en la entrega para mantener vivo un concierto que ha simbolizado a la perfección el cartel de contrastes que ofrecía este O Son do Camiño.

Con el rockero portando una capa regia sobre sus hombros ha llegado “Nightclubbing”, que ha encaminado hacia un final conformado por una desgarrada “Sixteen”, a cuyo término se ha dirigido a la audiencia para agradecer su implicación.

Iggy Pop ha cumplido así con su papel como cabeza de cartel del festival en su jornada principal, en la que ha tenido que compartir protagonismo con otro de los principales reclamos de la velada, el pinchadiscos francés David Guetta, encargado de poner la música a los bailes más nocturnos y cuya presencia ha generado verdadera expectación.

El festival compostelano finalmente se despide de este modo con un notable éxito de público en su segunda edición, que ha cerrado la actuación de la pinchadiscos lucense Eme Dj, recolocada en horario de madrugada tras varios ajustes que han cambiado los planes del día sucesivamente.

La jornada del sábado ha traído una afluencia mayor de gente a primeras horas de la tarde que en días anteriores, lo que han aprovechado primero Ortiga, el nuevo alter ego de Manuel, de Esteban y Manuel; para hacer bailar a los presentes con su eufórico “cumbiatune” y, en segundo lugar, Baiuca, nombre artístico de Alejandro Guillán, que -en un horario impropio- ha sentado cátedra con su mezcla de música tradicional gallega y electrónica de vanguardia.

Galicia ha estado bien representada esta jornada en lo musical ya que, además de los dos artistas citados anteriormente, también ha habido cabida para el pop alternativo de Mordem y para el rock más clásico de unos cumplidores Familia Caamagno.

Sin embargo, el plato fuerte de la tarde era la banda sueca de rock The Hives, que ha deleitado a un aforo ya considerable con un espectáculo de rock enérgico y repleto de himnos modernos de la talla de “Hate I told you so”, “Come on!” o “Tick tick boom”.

Igualmente potentes, y aprovechando el ambiente especial propiciado por la luz del crepúsculo y la ilusión de miles de fans, han sonado los tricantinos Vetusta Morla, otrora mascarón de proa del indie español y convertidos con el tiempo en un transatlántico que arrastra multitudes allá donde actúa y que sabe conjugar sus nuevos trabajos con la nostalgia de las canciones de aquel “Un día en el mundo” que los elevó al estrellato hace ya once años.

El último concierto antes de la cita con Iggy Pop ha corrido a cargo de la joven cantante barcelonesa Bad Gyal, que ha dejado un tanto descolocados a los que acudían a verla pensando en hits como “Fiebre” o “Dinero” al presentar un directo de puro dancehall y esencia jamaicana, que ha conducido con sus trabajados bailes y su voz procesada por ordenador.

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