Saludos papales distinguidos pero distantes debido al coronavirus en Irak

Saludos papales distinguidos pero distantes debido al coronavirus en Irak.
Saludos papales distinguidos pero distantes debido al coronavirus en Irak. / AFP
Afp
05 de marzo 2021 - 22:00

Bagdad/Los apretones de manos son cortos, las sonrisas ocultas tras las máscaras y los encuentros con la muchedumbre prohibidos: para su primer viaje desde el inicio de la pandemia de coronavirus, el papa Francisco tiene que lidiar con normas sanitarias contrarias a todos sus hábitos.

"Intentaré seguir las instrucciones y no dar la mano a todo el mundo, pero no quiero permanecer lejos", dijo el pontífice, de 84 años, a los periodistas en el avión a Bagdad el viernes, cuando por primera vez no les dio la mano.

En la pista del aeropuerto de la capital iraquí, extendió rápidamente la mano a los funcionarios iraquíes que le esperaban.

Para saludar a los niños que lo recibieron, el papa -que ya no soportaba estar "enjaulado" en el Vaticano- no pudo contenerse y se quitó la máscara, blanca como su sotana, para regalarles una gran sonrisa, seguido inmediatamente por el primer ministro iraquí, Mustafá al Kazimi.

Por su parte, los funcionarios de protocolo lo recibieron sin máscara, una costumbre frecuente en Irak, donde las medidas anticoronavirus rara vez se respetan.

La reciente imposición de una multa por no llevar la máscara no cambió nada.

Para la visita del papa argentino, aficionado a las multitudes en todo el mundo, Irak decretó un confinamiento total, aplicado por fuerzas especiales desplegadas en masa durante los tres días de la visita del pontífice.

Sólo unos pocos cientos de fieles pueden asistir a sus misas y oraciones, junto con otros pocos miles de afortunados a los que se les concedió un asiento en las gradas -con plazas vacías entre ellos- del estadio de Eril para una misa el domingo.

- Edición televisiva especial -

El viernes, ante las autoridades civiles del país, el papa apareció sin protección facial con el presidente Barham Saleh.

Varias mujeres del fondo de la sala tampoco llevaban máscaras. Había a disposición pequeñas botellas de gel hidroalcohólico.

En la catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en el centro de Bagdad, el papa se reunió con el clero caldeo, la mayor comunidad católica de Irak.

Sacerdotes y obispos con máscaras negras haciendo juego con sus sotanas o vestimentas, estaban sentados a distancia en bancos alineados a intervalos regulares.

Quienes no pudieron reservar un asiento en las últimas semanas podrán seguir cada uno de los pasos del pontífice en directo a través de la televisión estatal, que realizará una edición especial durante los tres días.

Debido a que el número de contaminaciones alcanzó un récord esta semana -más de 5.000 nuevos casos de covid-19 por día y unas 20 muertes diarias-, el país está totalmente confinado hasta el lunes.

El nuncio apostólico, embajador del Vaticano en Bagdad, dio positivo días antes de la llegada del soberano pontífice.

Como un papa solo duerme en la Nunciatura apostólica, el nuncio Mitja Leskovar fue llevado a otro lugar durante su convalecencia para que Francisco resida en el lugar, desinfectado de nuevo.

Las iglesias a donde irá el papa fueron también previamente desinfectadas por equipos de bomberos.

Irak, que sufre penuria de médicos y medicamentos desde hace décadas, ha registrado hasta ahora 719.121 casos de contaminación y 13.537 muertes, la cifra más alta de Oriente Medio luego de Irán.

El papa Francisco, así como los periodistas y clérigos que lo acompañan, fueron vacunados antes de su partida con la vacuna del dúo estadounidense-alemán Pfizer/BioNtech.

En Irak, el pontífice reiteró su llamamiento a "una distribución equitativa de vacunas".

Antes de la visita papal sólo habían llegado a Irak 50.000 dosis, administradas prioritariamente al personal sanitario.

Los líderes políticos obtuvieron algunas de ellas, pero por la puerta trasera.

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