El plan de infraestructura del G7 enfrenta obstáculos
Washington/El plan mundial de infraestructura propuesto por el G7 ofrecerá a los países en vías de desarrollo una alternativa a la "Nueva ruta de la seda" de China, si logra superar una montaña de obstáculos.
Deseoso de implicar a sus aliados en la rivalidad estratégica que opone a Estados Unidos y a China, Joe Biden convenció al G7 de lanzar esta iniciativa bautizada B3W, acrónimo en inglés de "Reconstruir el mundo mejor", que permitirá inversiones masivas en los países en desarrollo, un área en la cual los chinos avanzaron en influencia gracias a miles de millones de dólares de inversiones.
Pero el proyecto de Pekín "no cumplió muchas de sus promesas y generó desconfianza en muchos países, abriendo una ventana para la iniciativa B3W", resumió Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornell y especialista en China.
Pekín lanzó su iniciativa en 2013 para desarrollar infraestructura terrestre y marítima para vincular a China con Asia, Europa y África.
Pero ocho años pasaron y los cuestionamientos son numerosos: llamados a oferta "no transparentes", sospechas de corrupción para obtener los mercados e incluso el irrespeto a los derechos humanos, sociales, o el medio ambiente.
A modo de ejemplo, la construcción de una central hidráulica en la isla indonesia de Sumatra fue muy criticada por los daños causados a la selva tropical que alberga al primate más raro del mundo, el orangután de Tapanuli.
Occidente reprocha además que Pekín incita a los países emergentes a endeudarse demasiado para proyectos que no siempre tienen utilidad económica.
Puentes y grandes casas
En África, China logró obtener contratos proponiendo proyectos mucho más baratos que sus competidores.
"Poco a poco, los chinos eliminaron la competencia de empresas locales", resume un especialista en desarrollo de ese continente, bajo condición de anonimato.
"En Mali, había un solo puente sobre el río Níger en Bamako. Ahora hay tres, y pronto habrá cuatro", añadió este experto que señala que los proyectos fueron acompañados por regalos a jefes políticos locales, como la construcción de grandes casas.
El proyecto del G7 es presentado por la Casa Blanca como "una sociedad para infraestructuras (...) de alta calidad y transporte dirigido por las grandes democracias para ayudar a reducir las necesidades en infraestructura de más de 40 billones de dólares en el mundo en desarrollo".
Prestigio
Los dirigentes del Grupo de los Siete (G7), que reúne a las potencias industrializadas, esperan jugar el papel de catalizadores para atraer financiamiento privado.
Pero para el especialista en desarrollo las dificultades técnicas y la inseguridad endémica juegan un papel importante en algunas regiones.
¿Cómo convencer a empresas de montar proyectos ante una amenaza terrorista? ¿Una vez realizados los proyectos, como escuelas, cómo asegurarse que un maestro querrá instalarse lejos de todo? ¿Cómo garantizar la seguridad de la infraestructura que podría ser blanco de milicias locales?
"El (proyecto) B3W debe tener eco entre dirigentes de países en desarrollo", consideran Matthew Goodman y Jonathan Hillman, expertos del Center For Strategic International Studies en una nota. Para ellos, "muchos estarán impacientes de ampliar sus opciones" y ganarse "el prestigio" de la marca B3W.
Como contrapartida deberán aceptar más control, costos más elevados y plazos de concreción más largos.
Una cuestión importante será saber qué papel jugarán el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), entidades financieras centrales para proyectos de desarrollo.