'El Ángel de la muerte': la historia real del macabro enfermero que mataba a sus pacientes

Netflix

El pasado mes de octubre, Netflix estrenó 'El Ángel de la Muerte' un filme basado en hechos reales que narra la historia de Charles Cullen, un enfermero que pasó por más de 9 hospitales matando sigilosamente a sus pacientes inyectándoles medicamentos como digoxina, insulina y epinefrina. A Cullen se le acusó de haber matado a 29 pacientes, pero se cree que pudo ser responsable de al menos 400 decesos en Estados Unidos desde que inició su macabra carrera de enfermería.

La película producida por el servicio de streaming tiene como protagonistas a los ganadores del Oscar Jessica Chastain en el papel de la enfermera Amy Loughren y Eddie Redmayne como el asesino Charlie Cullen quienes entablan una relación de amistad a medida que Cullen comete sus crímenes. La valentía de Loughren para desenmascarar a un tipo que se vendía de una manera empática y amigable será clave para que la policía logre arrestarlo.

Pero, en la vida real, ¿quién fue Charles Cullen? Aquí te lo contamos:

Charles vivió dos décadas de su vida trabajando como enfermero, una profesión característica por el cuidado a los demás. Sin embargo, aquella no era una cualidad que Cullen compartía con sus colegas. De hecho, sus perversas intenciones lo convirtieron en uno de los asesinos seriales más prolíficos de Estados Unidos.

En 1984, con 24 años, Cullen entró a la Escuela de Enfermería del Hospital Mountainside de Nueva Jersey. Dos años después, en 1986, comenzó a trabajar en el Centro Médico Saint Barnabas de Livingston. Allí, daría rienda suelta a sus infames fantasías criminales, algo que Cullen anidó en su interior desde temprana edad, según cuenta la historia.

El 11 de junio de 1988, un paciente internado en Saint Barnabas falleció sorpresivamente. En la autopsia se encontró que había muerto a consecuencia de un medicamento intravenoso que no le correspondía recibir. Entre 1988 y 1992, una docena de personas perecieron misteriosamente. Las autoridades del nosocomio sospecharon que alguien había contaminado bolsas de medicamentos con diversos químicos, incluyendo insulina. Los dedos parecían señalar en una sola dirección: Charles Cullen.

Después de ser acusado de mala praxis, Cullen abandonó Saint Barnabas y consiguió trabajo en el Hospital Warren. Allí tres ancianas murieron después de recibir una sobredosis de digoxina, un medicamento para el corazón que no les había sido prescrito. Una de las víctimas señaló que un enfermero al que no conocía había entrado a su cuarto en la noche y le había inyectado algo. Horas más tarde ya estaba muerta.

Cullen comenzó a crear una estrategia, cada vez que sus empleadores sospechaban de él, el enfermero renunciaba y empezaba a trabajar en otro hospital. En cada uno de ellos encontraba nuevas víctimas, la mayoría de ellas fueron asesinadas debido a sobredosis de medicaciones pesadas, pero tenía una favorita y que repetía constantemente.

Para fines de los 90, Charles Cullen continuó asesinando a pacientes de hospitales en la costa este de los Estados Unidos. En 1996 terminó con la vida de 5 pacientes del Centro Médico Hunterdon; dos años después mató a un enfermo en remisión del Hospital Eaton de Pensilvania. Una víctima más se sumó a su historial en 1999, en esa ocasión en el Hospital Lehigh Valley. Entre 1999 y 2002, cinco pacientes del Hospital San Lucas murieron por envenenamiento intencional. En esta ocasión, el centro médico logró culpar a Cullen y le ofrecieron renunciar sin dejar una mancha en su expediente.

En septiembre de ese año, Cullen entró a trabajar al Centro Médico Somerset de Nueva Jersey, donde asesinó a 13 personas suministrándoles digoxina, insulina y epinefrina.

El punto de freno a su cadena de homicidios fue en el 2002, cuando un colega descubrió frascos de medicamentos sin usar en un contenedor de basura, con ello pudo probar que había sido Cullen quien había robado las drogas, por lo que fue despedido en junio de ese mismo año.

Después de una larga investigación, la policía logró establecer un vínculo entre Charlie, las drogas suministradas y las víctimas. El 12 de diciembre de 2003, Charles Cullen fue arrestado y acusado del homicidio de una persona en Somerset.

Durante el interrogatorio, Cullen aceptó haber matado a más de 40 personas en 16 años de carrera. Según alegó, lo había hecho para poner fin a los sufrimientos de los pacientes: había sido un acto de misericordia. Esto fue rápidamente rebatido por especialistas de los hospitales donde cometió sus crímenes, pues muchas de las personas asesinadas estaban en camino a la recuperación.

El 2 de marzo del 2006 el enfermero fue sentenciado a once cadenas perpetuas consecutivas en Nueva Jersey, y además se lo consideró como inelegible para el beneficio de la libertad condicional durante 397 años, por lo que hasta el día de hoy permanece cumpliendo la sentencia en la prisión estatal de Nueva Jersey, en Trenton.

*Con información de www.muyinteresante.com.mx/AndrésOlascoaga y www.eluniverson.com*

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