Harry Potter | Pociones y matemáticas: así se instruyen los actores en el set de la nueva serie

En el corazón de los estudios Warner Bros. de Leavesden, donde se filma la esperada serie, un nuevo tipo de magia toma forma fuera de la pantalla.

Icono de Harry Potter / AFP

Mientras las cámaras capturan escenas de hechizos y aventuras en Hogwarts, detrás de bambalinas ocurre algo igual de extraordinario: decenas de niños actores asisten a clases reales, con uniformes de mago puestos y varitas aún en mano.

En este set, educación y actuación conviven de forma insólita. Por mandato legal del Reino Unido, los actores infantiles deben recibir al menos tres horas diarias de educación formal y no pueden exceder ciertos límites de tiempo de rodaje. La producción respondió con una solución poco convencional: levantar una escuela completamente funcional dentro del estudio.

“Recuerdo estar en clase con el uniforme completo de Hogwarts, maquillaje incluido”, contó Flick Miles, quien fue doble de Hermione Granger en las películas originales, en una entrevista con la BBC. Su experiencia reflejaba la extraña pero enriquecedora rutina de aprender matemáticas mientras se espera una escena de combate mágico.

La organización detrás de esta escuela temporal es meticulosa. Ahora que el elenco infantil ha crecido en número, con decenas de niños circulando entre aulas y escenarios, la logística se ha vuelto más compleja. El objetivo sigue siendo el mismo: asegurar que ningún joven actor sacrifique su formación académica por el rodaje, sin importar la fama o el papel que desempeñe.

Uno de los protagonistas de esta nueva entrega es Dominic McLaughlin, un actor de once años que da vida al personaje central de la serie. Como sus compañeros, Dominic debe equilibrar su papel estelar con una rutina rigurosamente estructurada entre grabaciones, tutorías individuales y tareas escolares.

Cada niño cuenta con un plan académico diseñado en conjunto con sus escuelas de origen. “No daban clases generales, cada uno trabajaba en lo suyo”, recuerda Miles. Este sistema personalizado permite a los profesores del set guiar a los actores según sus necesidades específicas, en grupos reducidos de no más de siete estudiantes.

La supervisión es estricta: cada bloque de clase, descanso o rodaje es registrado por personal dedicado, quienes aseguran que se cumplan las horas educativas requeridas. Si un actor no ha completado su tiempo académico, debe regresar al aula antes de continuar filmando.

La convivencia entre ficción y realidad no solo es inevitable, sino también formativa. Los niños pasan de interpretar escenas llenas de emoción o peligro a sentarse en un escritorio a resolver ejercicios o escribir ensayos. Y lo hacen vestidos con túnicas de Gryffindor o capas de Slytherin, en aulas improvisadas entre los camerinos.

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El ambiente, sin embargo, es profundamente colaborativo. La cercanía entre actores, tutores y docentes crea un ecosistema de confianza y creatividad que alimenta tanto el aprendizaje como la actuación.

Los desafíos son muchos. Largas jornadas, exigencias técnicas y un ritmo diseñado para adultos requieren que estos pequeños artistas desarrollen una resiliencia fuera de lo común. Aun así, con el respaldo adecuado, la mayoría lo vive como una experiencia inolvidable.

Para la ex doble de Hermione, el consejo a esta nueva generación es claro: “Disfruten cada segundo. Mirar atrás les hará darse cuenta de que fueron parte de algo mágico, irrepetible”. Flick Miles apenas asistió quince días al colegio tradicional durante sus años en el set; el resto de su educación ocurrió entre bastidores, gracias a licencias escolares que sus padres debieron gestionar con esfuerzo.

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