La capital cumple su segundo fin de semana con cuarentena absoluta
La rutina dominical de los panameños y la dinámica del país cambió desde que el coronavirus llegó, se propagó y ha causado la muerte de más de 100 personas a nivel nacional.
Por segundo fin de semana consecutivo, Panamá amaneció confinado, y los panameños obligados a encerrarse en sus casas ante la cuarentena total ordenada por el Gobierno para intentar frenar el avance del virus.
En la metrópolis ya no se escuchaba el bullicio de un domingo por la mañana, nadie vende billetes ni chances de lotería. La plaza Victor Julio Gutierrez estaba desolada pues los sorteos de la Lotería están suspedidos y no hay negocios y comercios funcionando a su alrededor.
El silencio se apodera de lugares donde usualmente los panameños realizaban actividades al aire libre como ejercios y paseos en familia. La Cinta Costera y sus alrededores parecen pueblos fantasma.
Las avenidas están prácticamente vacías. En algunas, sus tramos se reducen a uno, porque conos y motocicletas crean los puestos de control, donde unidades de la Policía Nacional revisan a cada conductor que debe justificar con un salvoconducto el motivo por el que está fuera de casa.
Ahora Panamá se prepara para el mayor impacto del virus, y aunque las calles extrañen a sus pobladores, todos deben cumplir las medidas de mitigación para evitar una catástrofe sanitaria.
