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Infantino defiende la elección de China para el nuevo Mundial de Clubes
Expone su punto de vista
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, defendió este viernes la decisión de haber otorgado a China la organización del nuevo Mundial de Clubes, que se jugará en 2021, pese a las críticas internacionales por el trato en ese país a la comunidad uigur.
"Puede que yendo allí, que jugando allí, (...) la gente continúe hablando de esos temas, haciendo preguntas, y quizás finalmente la situación de esas personas mejore", estimó Infantino ante los periodistas en Doha, donde se disputa actualmente el Mundial de Clubes en su formato actual, con Liverpool y Flamengo como rivales para la final del sábado.
La edición de 2020 del torneo, con sede de nuevo en Catar, será la última del formato actual, que mide a siete equipos en diciembre, antes de que en 2021 tenga lugar la primera edición de la versión ampliada a 24 equipos, en junio y julio de 2021, con China como país anfitrión.
La comunidad internacional condena mayoritariamente en los últimos meses los campos de detención y reeducación para un millón de uigures, chinos de religión musulmana, en la región de Xinjiang (noroeste de China).
El asunto ha tenido eco en el mundo del fútbol la pasada semana, cuando el jugador alemán de origen turco del Arsenal Mesut Özil denunció el "silencio" de los países musulmanes sobre la situación actual en Xinjiang.
Como consecuencia directa de esas palabras, la CCTV, la televisión estatal china, desprogramó de su parrilla el partido entre Arsenal y Manchester City, que se jugó el domingo en la Premier League inglesa.
Arsène Wenger, exentrenador de Özil y ahora director de desarrollo del fútbol mundial en la FIFA, defendió el miércoles la "libertad de expresión" del futbolista alemán.
Gianni Infantino estimó que los órganos dirigentes del fútbol no pueden "resolver los problemas que el mundo no es capaz de solucionar".
La FIFA fue igualmente criticada en los últimos años por haber concedido la organización del Mundial de 2022 a Catar, país al que distintas organizaciones reprochan especialmente las condiciones de los trabajadores extranjeros que participan en las obras de construcción de los estadios de fútbol.
