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Ciudad del Vaticano, Santa Sede/El Vaticano anunció este miércoles el primer nombramiento de un obispo chino desde que empezó su pontificado León XIV, en una muestra de la voluntad del papa de continuar con el acuerdo alcanzado por la Santa Sede y China en 2018, muy criticado.
En China viven unos 12 millones de católicos, divididos desde los años 1950 entre una Iglesia oficial, controlada por Pekín, y una Iglesia clandestina que permaneció fiel a Roma. El acuerdo, cuyo contenido no se divulgó, busca reunir a los católicos chinos otorgando al papa la última palabra sobre el nombramiento de los obispos.
El acuerdo fue renovado por última vez en octubre de 2024, por cuatro años. Sin embargo, su aplicación ha despertado ampollas en algunos sectores y se han hecho nombramientos sin la autorización del sumo pontífice.
La Santa Sede expresó su "satisfacción" al ver que las autoridades chinas reconocían el nombramiento de Giuseppe Lin Yuntuan, de 73 años, como obispo auxiliar de Fuzhou (capital de la provincia china de Fujian), efectuado el 5 de junio por el papa peruano-estadounidense.
"Este acontecimiento constituye un nuevo fruto del diálogo entre la Santa Sede y las autoridades chinas y una etapa importante en el recorrido comunitario de la diócesis", señaló el Vaticano en un comunicado.
A finales de abril, en el periodo comprendido entre la muerte del papa Francisco y la elección de León XIV, Pekín procedió a la "elección" de dos obispos en las diócesis de Shanghái y de Xinxiang, lo que se interpretó como una iniciativa del Partido Comunista de China para aprovechar el vacío institucional en Roma y asentar su dominación sobre los católicos del país.
El acuerdo ha sido muy criticado dentro de la Iglesia, sobre todo en el ala más conservadora, y hay quien ve en él un control por parte de Pekín en los católicos de China, en un contexto de restricción de la libertad religiosa.
Con este nombramiento, Robert Francis Prevost, elegido el 8 de mayo, muestra su voluntad de continuar con el pacto, pese a las críticas.
La santa sede y China no tienen relaciones diplomáticas oficiales porque el Vaticano forma parte de la decena de Estados que reconoce a Taiwán como un país independiente, algo que Pekín rechaza.