La situación se agravó mucho más con el exceso de lluvias que se dio a finales del año 2024, cuando se retomaron estos informes que determinan que tienen que ser reubicados.
El Imhpa recomendó precaución debido a la posibilidad de acumulados significativos de lluvia, que aumentarían el riesgo de inundaciones, crecidas de ríos y deslizamientos en zonas vulnerables.
Según los sistemas de monitoreo y los análisis climáticos, se prevé que, de aquí a 2030, cada año se producirán 560 desastres de mediana o gran magnitud, equivalente a 1,5 desastres al día.
Los residentes, cansados de esperar una solución que aún no llega, han solicitado a las autoridades que intervengan de manera urgente y ofrezcan una solución permanente al problema.
Los trabajos que buscan evitar futuras afectaciones en el invierno venidero se estima que duren varios meses, inclusive al inicio de la temporada lluviosa.
Este proceso será aplicable únicamente durante el Estado de Emergencia Nacional, y las familias deberán estar identificadas en los informes generados por el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc).
Las víctimas de la catástrofe reprochan al ejecutivo regional que no avisó a los habitantes con suficiente tiempo del peligro de las lluvias torrenciales.