19 oct 2017
La Habana y sus melancolías
La mirada perdida de Micaela es una de las tantas fotografías que no logro sacar de mi mente. La conocí en el legendario Café Hanoi de la Vieja Habana. Era mi última tarde en Cuba. Ella cantaba un bolero, de esos que aunque no te sabes la letra, lo disfrutas como si hubieras nacido escuchando esa melodía. Estaba embarazada, por el tamaño de la panza y el hinchor de sus pies podría tener, quizá, seis o siete meses. Se notaba cansada. La delató su mirada, porque su voz estaba tan viva como la criatura que tenía dentro de sí.