Repetición: Jelou!
En vivo
Beatrice Wood, una artista irreverente, adelantada a su tiempo y con un espíritu que cautivó al propio James Cameron. Aunque Wood jamás pisó el Titanic ni vivió un romance trágico en altamar, su personalidad fue esencial para que construyera a la protagonista de la que sería una de las películas más icónicas de la historia del cine.
“Cuando la conocí, era encantadora, creativa y tremendamente divertida”, confesó el director en una entrevista con The New York Times. Su hallazgo ocurrió por casualidad, gracias a la recomendación de la esposa del actor Bill Paxton, quien le sugirió leer la autobiografía de la artista: I Shock Myself. Apenas terminó el primer capítulo, Cameron supo que había encontrado lo que buscaba: una mujer cuyo carácter encajaba perfectamente con la visión que tenía para la Rose anciana.
Beatrice Wood nació en 1893 en San Francisco, en el seno de una familia adinerada. Sin embargo, desde muy joven se rebeló contra las expectativas de su entorno. Sus padres se oponían a su interés por las artes, pero finalmente aceptaron que estudiara pintura. Su viaje la llevó a París, donde profundizó en el arte y la interpretación, y donde desarrolló un amor por la cerámica que la acompañaría toda la vida.
Ese detalle no pasó desapercibido para Cameron. La escena en la que Rose aparece trabajando con cerámica no es casual: es un homenaje directo a Wood, según reveló el propio director. Aunque el personaje de Rose es una combinación de ficción e inspiración real, la esencia de Beatrice fue el núcleo emocional sobre el que se construyó.
James Cameron se comunicó personalmente con Beatrice Wood, quien tenía 102 años en ese momento, para pedirle permiso para usarla como modelo. Su respuesta fue tan ingeniosa como inolvidable: “No puedo hacer eso, no lo hago; solo tengo 35 años”, le respondió, entre risas. Esa chispa, ese sentido del humor agudo y juvenil, fue lo que terminó de convencer al cineasta de que Wood era mucho más que una influencia: era el alma del personaje.
Te puede interesar: J Balvin | Valentina Ferrer sorprende en campaña de ropa interior y su hijo reacciona con celos
Te puede interesar: Harry Potter | Nuevo Snape desafía a JK Rowling: Paapa Essiedu lidera defensa de derechos trans
Y sin embargo, Wood nunca vio Titanic. Aunque Cameron le envió una copia de la película, ella prefirió no verla. Según explicó, no quería sentirse triste en esa etapa de su vida, tal como reportó el medio especializado Sensacine.
Beatrice Wood falleció en 1998, poco después de cumplir 105 años y pocos meses después del estreno de Titanic. Su legado va mucho más allá de haber inspirado a una de las heroínas más emblemáticas del cine: fue una mujer que desafió normas, amó el arte, exploró su libertad, y dejó una huella imborrable en la cultura moderna.
Estuvo vinculada a figuras clave del arte del siglo XX, como Marcel Duchamp, y su obra como ceramista fue reconocida a nivel internacional. Su longevidad no fue solo biológica, sino emocional y creativa. Como Rose, vivió con intensidad, sin resignarse a los límites impuestos por la sociedad ni por el tiempo.
La historia de Beatrice Wood confirma una verdad poderosa: la vida real puede ser más inspiradora que cualquier ficción. Y aunque Jack y Rose jamás existieron, la esencia valiente, libre y apasionada de Beatrice sigue viva en cada escena del Titanic de James Cameron.