Se cumplen 29 años del 'Viernes Negro' panameño
En Panamá, el viernes negro, lejos de tratarse de un día de compras, se conmemora un suceso nefasto ocurrido el viernes 10 de julio de 1987.
Las marchas y demás manifestaciones colectivas habían sido prohibidas por el expresidente Eric Arturo Delvalle.
Confluyeron de todas las capas sociales y sin distingo de profesión.
Diversos sectores de la sociedad panameña se agruparon en los alrededores de la iglesia del Carmen, sobre la vía España como una gran cruzada.
Vestir de blanco, color que simboliza la paz, era un acto de máxima provocación hacia el pie de fuerza y las autoridades gobernantes, al igual que agitar pañuelos blancos.
La presencia de antimotines, en las cercanías a la Iglesia del Carmen y el perímetro de la Universidad de Panamá (UP), eran parte del panorama cotidiano.
Pero aquel viernes 10 de julio, se convirtió en una jornada de represión. Las fuerzas de seguridad arremetieron contra miles de manifestantes.
Pueblo contra pueblo. Los ciudadanos sólo contaban con vinagre para resistir el efecto de los gases lacrimógenos y tanques de agua para ahogar dichas bombas.
Las fuerzas represoras descargaron indiscriminadamente una incesante lluvia de perdigones hacia la población, indistintamente donde se encontraran.
Fue el gran escenario para las violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno de facto.
Centenares fueron detenidos. Varios permanecieron privados de libertad por largos periodos.
Las autoridades decretaron la suspensión de las Garantías Constitucionales al igual un toque de queda.
Un apagón de luz eléctrica se percibió en la ciudad. Mas lo que si se encendió fue el ánimo de lucha de los panameños que demostraron estar dispuestos a recuperar el estado democrático en el istmo.