TVN Investiga: Tesoros de Panamá
Panamá posee una de las mayores riquezas de arte precolombino y colonial de todo el continente. Paradójicamente esta riqueza ha sido extraída del país o permanece oculta a los ojos de los panameños.
En enero de 2012, la revista National Geographic dedica su historia principal a las excavaciones realizadas en El Caño, destacando que se trata de “uno de los hallazgos arqueológicos en América Latina más ricos de las últimas décadas, el sitio arroja nueva luz sobre una cultura poco conocida”.
Estas excavaciones lideradas por la arqueóloga Julia Mayo, que se iniciaron en el 2005, descubrieron un cementerio de más de mil años de antigüedad conformado por seis tumbas en las que se encontraron personajes cubiertos de ajuares con objetos de oro, cobre, huesos de animales y piedras, que evidencian su alto estatus social.
Estos hallazgos son de gran importancia para conocer el rango que quienes habitaban el área y que eran acompañados por otras personas que se cree pudieron haber sido sacrificadas. El complejo ceremonial data de los años 750 a 1000 D.C.
Al parecer el área fue utilizada para rituales funerarios. Los cuerpos eran enterrados boca abajo, de manera escalonada y se rodeaban de vasijas con alimentos, lanzas y hachas.
Pero no es la primera vez que se encuentra tesoros en el valle del río Grande. Las primeras excavaciones se dieron en la década de 1920, cuando el norteamericano Hyatt Verril, sacó a través de la zona del canal toneladas de objetos de las culturas prehispánicas de Coclé y que reposan en las bodegas del American Museum of Natural History y el National Museum of the Amercian Indian.
En las décadas de 1930 y 1940 arqueólogos de la Universidad de Harvard y de Pennsylvania excavaron, en lo que se conoce como Sitio Conte, 90 tumbas desenterrando más de un millar de artefactos de cerámica, piedra, oro y otros metales.
Como en ese tiempo no existían leyes para lo que hoy denominamos patrimonio cultural y teniendo en cuenta la fuerte presencia estadounidense en la Zona del Canal, se realizó un contrato de investigación privada, que permitió que la mayoría de estos artefactos arqueológicos se encuentren hoy en las colecciones de estas universidades.
El pasado mes de febrero el Museo de la Universidad de Pennsylvania inauguró una exhibición con más de 200 piezas provenientes de las tumbas excavas en Coclé en la primera mitad del siglo XX.
NOS FALTAN MUSEOS
En estos momentos para conocer la cultura prehispánica panameña hay que visitar los museos de los Estados Unidos. La sede de la plaza 5 de Mayo del Museo Antropológico Reina Torres de Araúz está cerrada desde la década de 1990 y el intento de exhibir su rica colección en unas instalaciones improvisadas en Curundú tampoco dio resultado.
Mariana Núñez, Directora del Instituto Nacional de Cultura ha declarado en varias ocasiones las gestiones que realiza su administración para la recuperación de la antigua sede del MARTA.
Por otra parte, los museos abiertos al público como el de El Caño se encuentran en estado deplorable. Su colección ha sido desmontada. No tiene señalización alguna que explique la importancia del sitio para la cultura nacional.
De acuerdo con la Directora del INAC se encuentran ya planeando en conjunto con la Fundación El Caño, una museografía moderna que sirva de guía al visitante a través del recorrido histórico que expone el sitio arqueológico, brindando información sobre el impacto de los descubrimientos en la comprensión de nuestra identidad.
Todas las piezas de oro rescatadas se encuentran en la bóveda de un banco. Así que tendremos que seguir esperando para poder ver en nuestro país estas hermosas y maravillosas piezas que develan pistas importantes sobre los primeros pobladores del Istmo.
Mientras tanto, se está trabajando en un plan de divulgación que incluye un documental educativo y un libro, en los que se ofrecerá información completa sobre los hallazgos y su importancia en las sociedades de la región.
TESOROS BAJO EL AGUA
La historia de expolio que ha sufrido nuestra cultura se extiende ahora al patrimonio cultura subacuático. El botín en disputa es el Galeón San José, un barco español que zarpó del Puerto El Callao en Perú, rumbo a Panamá, con un importante cargamento de oro y plata. El 17 de junio de 1631 se hundió tras rozar un arrecife en el Archipiélago de Las Perlas.
A pesar de que en la actualidad sí existen leyes bastante claras que protegen el patrimonio cultural y que panamá es signatario de la convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático de UNESCO, en el 2003, durante la administración de Mireya Moscoso, el ministerio de economía y finanzas le otorgó a la empresa investigaciones marinas del istmo, propiedad de Gassan Salama, un contrato de concesión para sacar tesoros y objetos coleccionables del San José.
El gobierno de Panamá ha recibido en las últimas semanas la advertencia de UNESCO por lo que consideran una “violación de la ética y la legislación vigente”.
Ante esto el INAC ha anunciado la próxima visita de expertos internacionales que harán una evaluación de la labor de rescate y sobre todo revisarán lo concerniente al reparto, la venta y adquisición de los tesoros encontrados.
Sin embargo, Gustavo Leal, encargado de supervisar las labores de rescate realizadas por IMDI, declaró que la empresa cumplió con todos los requisitos que solicitaba la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico y ha cumplido con todas las disposiciones que manda la ley panameña.
De acuerdo con el contrato de concesión la empresa investigaciones marinas del istmo pagará al estado 35% del valor comercial neto de lo encontrado y reteniendo el 65% del valor.
Esto se opone al artículo 28 de la ley de patrimonio histórico que establece que ningún particular, agencia o persona, está autorizado para realizar investigación o excavaciones de sitios arqueológicos y la venta, canje y exportación de materiales arqueológicos.
Además, la corte suprema de justicia declaró inconstitucional varias partes del contrato en el 2009.
Según la constitución, constituyen el patrimonio histórico de la nación los sitios y objetos arqueológicos, los monumentos históricos y otros bienes muebles o inmuebles que sean testimonio del pasado panameño.
A pesar del fallo de la Corte Suprema de Justicia, Sandra Cerrud, Directora Nacional de Patrimonio Histórico durante la administración Martinelli, firmó en el 2013 una resolución en la que convierte el valor histórico patrimonial de los tesoros del san josé en bienes únicamente con valor comercial.
Además de una flagrante violación a la ley, se adjudica valor comercial a objetos arqueológicos que tienen más de 400 años de antigüedad, por lo que se deben considerar, de acuerdo con la ley, bienes de dominio estatal.
Para el arqueólogo Carlos Fitzgerald, el valor de estas piezas es incalculable y no existe dinero que pague por la pérdida de este patrimonio.
A la dirección nacional de patrimonio histórico del instituto nacional de cultura le corresponde rescatar, preservar y difundir el patrimonio cultural nacional.
A pesar de que no existen medios para exponer nuestras riquezas culturales, la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico, le negó a TVN Investiga el permiso para grabar las piezas de oro rescatadas en El Caño, argumentando medidas de seguridad, pero medios extranjeros sí han tenido acceso a estos hallazgos.
También el patronato de Panamá La Vieja nos limitó la grabación de piezas y se negó a que sus expertos explicaran en cámara la importancia de las mismas y los procesos de restauración a los que están sometidas.
Los panameños llevamos décadas perdiéndonos una buena parte de nuestra historia que en su mayoría se encuentra en bóvedas de bancos, laboratorios o encajetada en bodegas.
Ya es hora de que los funcionarios a quienes corresponde la puesta en valor del patrimonio histórico nacional llámese INAC, fundaciones privadas o patronatos entiendan que tienen la gran responsabilidad de velar, cuidar y sobre todo dar a conocer la riqueza cultural que tiene nuestro país.
Ya que es a través de la historia como podemos entender nuestro presente.