La polla: y el impacto de las redes sociales

La polla: Assilem

Nadie la conocía, o sea, más allá de sus vecinos y amigos. Yo no tenía ni idea que esta panameña gravita en nuestro territorio, pero su video en redes sociales la catapultó y lo demás es una historia que honestamente no se si aun se está escribiendo.

Lo cierto es que Asselim o Melissa, es el reflejo de ese panameño (a) que muchos desconocen que existen. Al escucharla me di cuenta que no era nada del otro mundo, por lo que creo que su video llegó o se “viralizó” en un momento en el que Panamá está inmerso en denuncias de corrupción, delincuencia y otros problemas vecinales. Que si a Martinelli le dan o no fianza, que mataron a un sujeto por aquí y otro por allá, que los diputados responden a sus intereses y no a los del país que los vio nacer etc.

En fin!, llegó esta chica y por unos días nos alejó de la realidad. Lo impresionante es que todos querían “taquillar con La Polla”, quien logró en menos de dos días super triplicar sus seguidores. Empresas licoreras la patrocinarán, almacenes la vistieron y fue invitada a todos los programas habidos y por haber. (hasta de la competencia la llamaron).

Assilem

Pero más allá de la parafernalia, me pregunto ¿Cuántas Asselim hay en nuestras calles?, chicas cuyos padres sin importar el estrato social le tratan de dar la mejor educación, pero que no son o responden al “molde” “del deber ser y estar”.

Como profesor y periodista me he topado con casos como el de ella, pero no sólo con chicos que vienen de barrios como la 24 de Diciembre, sino también en la High Class también pululan las Asselim.

El tema aquí señores es que Asselim es el reflejo de ese Panamá del Siglo 21, donde nos molesta vernos reflejados en ella, donde nos “tiramos” más que los demás, donde cuestionamos sin muchas veces saber qué hay detrás ¿entonces de qué nos quejamos”.

En resumidas: con Asselim aprendí a reafirmar que las cosas las debo tomar “despacito” como dice la canción. Sabía que había algo detrás de ese parco video y me predije todo lo que luego llegó, y créanme que no me espanté, pues me lo suponía, ya que es parte del negocio y no lo juzgo.

Si no me gustan las Asselim, pues ¿qué toca? Enderezar lo que nos molesta eso es más difícil que criticar a la ligera.

Mi hija no es rakataka

Asselim canceló su parrandón por motivos de “seguridad”. En vez hizo un “cantaito” en el que no hubo “gorreros”, pero si “pollas” activadas y hasta pastores evangélicos le dieron la bendición.

Yo sigo mirando los toros desde mi barrera y me puse a pensar en el cumpleaños de mi sobrino nieto Dereck Emanuel, ¿se activarán los pollitos? No lo sé. Lo que sí sé es cúal es el camino que quiero que él tránsite, eso sí, sin juzgar a nadie por su forma de actuar, hablar o conducirse. Creo que he madurado, ahora soy más tolerante.

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