02 oct 2017
Las historias que no se cuentan en Changuinola
El sonido de una avioneta aterrizando interrumpió el sueño aquella mañana. Era el primer domingo de septiembre. Hacía más frío de lo habitual. Las ganas de dejar las sábanas se habían extinguido, pero había que ponerse en marcha. Terminaba la visita de tres días en Changuinola; un viaje que me mostró el rostro de un pueblo que no les indiferente a nada, y una tierra donde florecen los sueños en medio de temibles leyendas.