Augurios de aumento en el precio del cobre: ¿Qué implicaciones tiene para Panamá?

Minería en Panamá

¿Cómo ha variado el precio del cobre en la época contemporánea? ¿Qué implicaciones tiene para el pago que deberá recibir el Tesoro Nacional por parte de Minera Panamá en el caso que se ratifique el contrato con la mina? ¿Qué podemos esperar del precio a futuro? En este artículo final de la serie sobre el cobre estaremos discutiendo posibles respuestas.

El cobre alcanza un máximo en una década.
El cobre alcanza un máximo en una década. / AFP

Ciudad de Panamá, Panamá/Cuando inició esta serie sobre la historia del precio del cobre, no se tenía planeado escribir más de dos notas, una desde 1800 hasta 1900 y la siguiente, hasta el presente. Pero tan suscitada ha sido la historia de este metal y tanta su integración con los procesos industriales humanos, que fue necesario otorgarle mayor resolución al tema, más aún si el país está interesado a comprometerse a largo plazo a su extracción. Después de todo, la vida útil mínima calculada para la mina en Donoso es de 70 años.

Durante este repaso histórico, rastreamos los inicios rudimentarios del cobre en su uso militar y de construcción, hasta llegar al uso industrial del metal a partir del cierre del Siglo XIX. En ese momento, el precio del cobre llegó al equivalente de $10,000 de hoy día por tonelada métrica, luego de que el metal comenzó a revestir los barcos de la Fuerza Naval inglesa.

Entre entonces y el cierre de la nota anterior, en 1970, hemos visto un vaivén impresionante en el precio del metal.

Tales variaciones obedecieron a cambios en la oferta —como nuevas minas o mejores procesos de extracción— o cambios en la demanda —como guerras o expansiones de la red global de telecomunicaciones.

Durante todo ese tiempo, el cobre vio mínimos del equivalente de hoy día de $800 la tonelada —luego de un intento fallido de inflar artificialmente el precio— a la par de máximos de $20,000 la tonelada.

Y también hemos visto al menos dos grandes intentos de arrinconar el mercado internacional del cobre. Primero, aquel de Pierre Secrétan, a finales del Siglo XIX. Y el otro por nada menos que la multimillonaria familia Rockefeller, a través de su Compañía Amalgamada de Cobre, a inicios del Siglo 20.

Los dos intentos fallaron. En ambos casos, el intento de empujar hacia arriba el precio del cobre causaba la apertura de nuevas fuentes y avances en la industria del reciclaje del metal. En parte, el ‘boom’ en el mercado suramericano del cobre fue resultado de estos intentos fallidos de especulación.

Luego, las guerras trajeron el control de precios. Durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, el cobre se podía obtener en Estados Unidos a alrededor del equivalente de hoy día de $5,000 la tonelada, mientras que el precio internacional podía ser tan alto como $10,000.

De allí en adelante, con el agotamiento de minas en Estados Unidos, el precio comenzó a subir nuevamente al equivalente de hoy día de $7,000 la tonelada, cerca de su precio actual.

El cobre es un metal muy codiciado por diferentes industria.
El cobre es un metal muy codiciado por diferentes industria. / Pixabay.

La contemporaneidad

Llegamos a una época mucho más familiar, empezando en 1980. De hecho, muchas de las gráficas históricas de precio del cobre que se pueden encontrar en línea empiezan en este momento en el tiempo, marcando un antes y un después en el comercio del metal.

El problema de ver únicamente tal gráfico de estos últimos 40 años es que esconde más de la cuenta la poderosa volatilidad que puede tener este metal.

Tal gráfico hace aparentar que el cobre oscilaba alrededor de los $2,500 la tonelada durante la década de 1990 antes de estallar a un nueva escala, rondando, con fuertes repuntes y correcciones, alrededor de los $6,000 la tonelada durante los últimos quince años.

Cuando corregimos este gráfico para compensar la inflación, vemos que el valor nominal de $2,500 —en la década de 1990— es, de hecho, el equivalente a hoy día de $5,000 por tonelada. En términos reales, el valor no ha cambiado tanto.

Pero, como hemos visto en esta serie, el cobre anteriormente ha estado tanto en el equivalente hoy día de los $10 mil por tonelada, incluso hasta $20 mil por tonelada.

Pero quedémonos con el gráfico igual. ¿Qué llevó a una caída notable del precio del cobre al inicio de la década de 1980 —de $7,000 la tonelada a $5,000?La respuesta fue un cambio en el lado de la oferta: la popularización de una técnica ya conocida, pero hasta ese entonces poco utilizada, llamada lixiviación en pilas, o heap leaching en inglés. En este proceso, se puede extraer mucho más cobre que con técnicas anteriores, eliminando la necesidad de obtener menas —el mineral sin procesar— puras.

Heap-leaching y el costo ambiental

¿Qué es?

La mena minada es triturada y —como dice el nombre de la técnica— apilada sobre un material flexible pero cerrado.

Sobre esta pila se irriga un químico especial que disuelve los metales en un proceso que toma desde meses para el oro hasta años para algunos tipos de níquel. Luego, se extrae la sopa química y —en una planta de procesamiento aparte— se colecciona el metal nuevamente.

En el caso del cobre, gran parte del lixiviado en el mundo se hace con ácido sulfúrico, alrededor de un cuarto de la producción mundial.

La técnica se estila particularmente en América, con Chile y Perú utilizándola. De hecho, fue la expansión en el uso de esta técnica por estos países, en parte, lo que causó la caída del precio de la tonelada de cobre hasta el equivalente de hoy día de $4,000.

Conservación versus minería

Extraer cobre, más aún si se usa el heap leaching, no es un proceso neutral con el medio ambiente. Los desechos del proceso minero contaminan el suelo y las reservas cercanas de agua, a pesar de todos los procesos de seguridad que pueda adoptar una mina.

Uno de los casos más notables de contaminación minera en la historia es aquel del Lago Torch, en Michigan, centro minero estadounidense localizado al noreste de ese país.

Los depósitos mineros en el lago, acumulados a través de décadas de extracción de cobre, terminaron destruyendo los ecosistemas asociados al cuerpo de agua, con los peces desarrollando tumores debido a la exposición química.

En parte, por este caso, Estados Unidos comenzó a adoptar medidas más estrictas en cuanto a la minería. Esta tendencia luego se expandió internacionalmente debido a la proyección de poder estadounidense. Además, es para este tiempo que se empiezan a calcular de forma precisa los costos ambientales.

Tal tendencia a contener los daños de la minería, consistente desde entonces, ha mantenido una leve presión hacia arriba en el precio del cobre.

El nuevo milenio

El verdadero salto en el precio del cobre vino con la explosión hacia el cierre del milenio pasado de los productos electrónicos de consumo personal, como los amplificadores de sonido, las televisiones de mayor calidad y las computadoras caseras.

Fue en ese momento que el precio superó el equivalente de $5,000 hoy día.

Desde el año 2000 hasta el presente, han habido cuatro grandes repuntes de mercado en el precio del cobre, lo que en inglés se llamarían rallies.

El primer rally ocurrió entre el invierno de 2004 hasta el verano de 2008. El precio por tonelada pasó del equivalente de hoy día de $5,000 a más de $11,000, antes de colapsar —en medio de la crisis financiera de 2008 —hasta por debajo de $4,000 la tonelada.

El segundo rally, podría decirse, va desde la recuperación del precio del cobre en el otoño de 2009 hasta el verano de 2011. En este rally, el precio pasó de por debajo del equivalente de hoy día de $5,000 la tonelada hasta por encima de $12,000 la tonelada, en parte, debido al estímulo económico ofrecido por los gobiernos del mundo de cara a la crisis financiera global.

De estas alturas de $12,000 el precio cayó de forma regular por cambios en la oferta, causados por la fuerte participación de la República Popular de China en el mercado internacional del cobre y mayores eficiencias en la producción del metal.

Un rally leve ocurrió entre el otoño de 2016 y la primavera de 2020. Aunque fue corto, quizás fue agravado aún más por la pandemia del COVID-19.

Luego de una notable recuperación —y para sorpresa de muchos— vino el cuarto rally, propiciado quizás por la reactivación de las líneas de suministro además de la nueva presión producto de la guerra de Rusia contra Ucrania, que generó una subida general de precios.

Este último rally vio los precios del cobre subir del equivalente de hoy día de $6,000 por tonelada en la primavera de 2020 hasta por encima de los $9,000, incluso aproximándose brevemente hasta los $10,000 por tonelada en dos ocasiones.

Desde entonces, el precio ha estado oscilando alrededor de los $7,500 por tonelada, respondiendo a un tira y jala económico aún bajo estudio en universidades y centros de investigación.

Vistas alrededor de la esquina

A futuro, una tendencia notable es que los principales productores de cobre alrededor del mundo han estado alertando cada vez más y más que la oferta no podrá mantenerse a la par de la demanda, si esta última continúa creciendo al ritmo actual.

Un estudio de referencia indica que las reservas globales disponibles de cobre se agotarán en 2100. Pero, es cada vez más evidente que la industria de reciclaje del cobre tendrá un papel más grande que jugar. Tan solo durante la última década, un 30% de la demanda de cobre del mundo fue suplida mediante cobre reciclado.

Además, la presión que genera la producción metálica se está comenzando a notar en algunos países, con Chile, por ejemplo, notando caídas en sus ventas de cobre por dos años consecutivos.

Un tercer factor que quizás podría estar contribuyendo a la danza del precio es la sospecha de una nueva ronda de estímulo económico por la República Popular de China. Esto, de cara a vientos desfavorables en su mercado interno de bienes raíces.

Y finalmente, la demanda por el cobre deberá ser balanceada con un costo ambiental cada vez más evidente, debido a la pérdida de los servicios ecosistémicos, concepto relativamente nuevo en la ciencia económica.

Una forma de integración entre estas dos fuerzas sería el uso de cobre reciclado para equipar los nuevos autos eléctricos, pero todavía queda mucho trabajo pendiente en estas líneas de investigación, ya que se necesita refinar aún más la capacidad del cobre y otros metales para sostener la electricidad.

Augurios de aumento

Lo cierto es que, todo siendo igual, la extracción, procesamiento y venta de cobre seguirá siendo parte importante de la actividad humana. Y aún se están descubriendo nuevos yacimientos, siendo el cobre uno de los metales más comunes del planeta.

Un posible escenario, tan solo por decir uno, es que el promedio anual del precio del cobre continuará elevándose de forma moderada en el mediano y largo plazo, con fuertes y notables repuntes y correcciones dependiendo de avances en materia de telecomunicaciones y construcciones, cambios geopolíticos, la creación de nuevas minas y la disponibilidad de cobre reciclado, entre otros.

En el caso de que Panamá decida atar parte de sus finanzas públicas al cobre, y considerando la volatilidad histórica del metal y la relativa consistencia en el tiempo de los costos de producción, sería prudente que el país negociara su relación minera de tal forma que su porcentaje de participación pueda incrementar con el previo del cobre.

De no hacerlo, el país quizás se estaría exponiendo a no disfrutar de forma ventajosa de los fuertes repuntes que el cobre ha mostrado dar durante su historia, bajo el argumento de compartir los vaivenes económicos con la mina.

No obstante, el costo de producción de la mina es relativamente estable en comparación al movimiento del precio, por lo que, por lo que, en un contexto de precios en alza, una vez asegurados los costos absolutos, no habría razón por la cual el país no podría recibir una mayor parte relativa de la venta de su cobre.

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