¿Por qué es tan baja la participación electoral en Estados Unidos?
Este 2020, una de los temas más comunes en la cobertura de las elecciones de Estados Unidos ha sido la cifra récord de votantes que acudieron a las urnas por adelantado. Pero, ¿qué lo hace tan inusual? ¿Por qué es tan sorprendente que los estadounidenses voten?
Es complicado
Históricamente, Estados Unidos ha tenido una participación electoral muy baja, particularmente si se compara con otros países desarrollados.
Para poner las cifras en contexto, en las elecciones de 2019 en Panamá, un 73% del padrón electoral acudió a las urnas, mientras que las de Estados Unidos en 2016 tuvieron una participación del 59%.
Hay muchas posibles causas para este fenómeno, pero la respuesta corta es que hay un número de barreras estructurales que hacen del voto un proceso sumamente complicado, entre ellas:
- Las elecciones estadounidenses siempre son el primer martes después del primer lunes de noviembre. Además de ocurrir en medio de la semana y en invierno, no es un día feriado, por lo que muchas personas, por razones de trabajo u otros compromisos, no logran trasladarse a un centro de votación a tiempo.
- En Estados Unidos, no existe un Tribunal Electoral nacional que determine las reglas del juego para todos. En vez, cada estado tiene su propio sistema. Esto puede generar confusión, particularmente entre la población joven, que suele mudarse más constantemente que otros grupos etarios y deben acostumbrarse a un nuevo sistema cada vez que lo hacen.
- A diferencia de Panamá y muchos otros países, en Estados Unidos el derecho al voto no es automático. Los ciudadanos deben acudir a registrarse como votantes antes de una cierta fecha, y esa fecha varía por estado, por lo que puede ocurrir que un votante decide acudir a registrarse, solo para enterarse que la ventana cerró y debe esperar dos o cuatro años al siguiente ciclo electoral.
- Los requisitos también son distintos por estado, como en el caso del documento de identificación personal necesario para votar. En Estados Unidos, no existe el equivalente de una cédula, por lo que una persona que no tenga licencia de conducir o un documento de identificación emitido por el estado, no puede votar. Estas limitaciones suelen impactar desproporcionalmente a minorías en ciertos estados.
- La papeleta es complicada. En algunos estados, la papeleta puede fácilmente ser de hasta 10 páginas debido a los distintos niveles de gobierno que se eligen ese día, desde Presidente, y senadores, a jueces y otras autoridades locales, incluso a nivel del vecindario. Algunos estados también incluyen consultas populares que determinan legislación local, como si están de acuerdo o no con la legalización de la marihuana, por ejemplo.
A pesar de que todas estas limitaciones están presentes actualmente, el profesor David Lublin, de American University en Washington, considera que este año podría verse una participación electoral récord, ya que con el ímpetu del voto adelantado, el proceso se ha distribuido por un periodo de tiempo más extenso, en vez de concentrar todos los esfuerzos en el 3 de noviembre.
¿Y los jóvenes?
Los jóvenes son uno de los grupos demográficos con menor participación electoral. Según datos oficiales, aquellos entre los 18 y 24 años de edad tienden a votar en un 47%, mientras que entre los mayores de 65 años, la participación es del 76%. Es decir, casi un 30% de diferencia.
La pandemia de hecho podría tener un efecto particularmente negativo en los jóvenes, ya que en un ciclo electoral regular, las universidades juegan un rol fundamental en fomentar el voto entre esta población, desde realizar eventos masivos para que se registren, a movilizarlos hacia los centros de votación el día de la elección e, incluso, organizar fiestas que generen entusiasmo.
Para el profesor Daron Shaw, de la Universidad de Texas, otro elemento que deprime el voto entre los jóvenes es que sienten que muchos de los temas de las campañas no les conciernen, ya que, en general, no poseen propiedades, pagan menos impuestos, no tienen tanto arraigo con su comunidad, no tienen hijos en la escuela y son relativamente sanos, por lo que no requieren tanto del sistema de salud.
En esa misma línea, la profesora Elizabeth Matto, de la Universidad de Rutgers, sugiere que una de las razones por las que Bernie Sanders generó tanto entusiasmo entre la población joven es que justamente abogaba por temas que los impactan, como la altísima deuda por préstamos para asistir a la universidad. Matto vaticina que si los políticos llegan a considerar a los jóvenes como una fuerza electoral, propondrán más legislación sobre ese tipo de temas.