Organismos de ambientes salinos y fríos dan pistas sobre la vida en Marte

Imagen tomadas en el cráter Gale de Marte por el rover Curiosity de la zona denominada Rocknest, donde se han encontrado percloratos. / EFE
Efe
26 2020 - 07:47

Los microorganismos extremófilos -los que viven en condiciones extremas- son una herramienta fundamental para entender cómo la vida se ha abierto camino en la Tierra y para buscar vida fuera de nuestro planeta. Hoy, un estudio del Centro español de Astrobiología (CAB) arroja un poco más de luz sobre las condiciones de habitabilidad en Marte.

En concreto, los investigadores del CAB (CSIC-INTA) han estudiado la capacidad de algunos microorganismos para adaptarse a ambientes salinos y fríos mediante el uso de moléculas que son capaces de controlar el proceso de congelación.

Los resultados, publicados en la revista Astrology, muestran una estrecha relación ambiente-microorganismo, lo que abre una novedosa vía de investigación astrobiológica sobre la habitabilidad de las salmueras heladas en Marte.

Dentro de la gran variedad de organismos extremófilos, los más interesantes son los denominados poliextremófilos, que son capaces de sobrevivir en ambientes que presentan varias condiciones extremas simultáneamente, por ejemplo, ambientes con bajas temperaturas y con alto contenido en sal.

Todas estas condiciones se dan en algunas regiones de Marte como el cráter Gale, donde se ha detectado la presencia de un tipo de sales especialmente higroscópicas (que absorben agua) y caotrópicas (desestabilizan las moléculas de agua y otras macromoléculas de las células, provocando que éstas se rompan): los percloratos, sobre todo, el perclorato de magnesio.

Esta similitud en las condiciones de ambos ambientes hace especialmente relevante el estudio de los organismos terrestres, por las importantes implicaciones astrobiológicas y la habitabilidad de los entornos marcianos.

El estudio del CAB ha analizado la interacción medio-bacteria para estas condiciones de baja temperatura y alto nivel de salinidad, utilizando para ello a la bacteria Rhodococcus sp. JG3, capaz de sobrevivir a altas concentraciones de sales y temperaturas bajo cero.

Se sabe que este microorganismo -como otras bacterias de su género- disponer en su maquinaria molecular de unas proteínas que le permiten adaptarse a condiciones de congelación.

Estas proteínas tienen la capacidad de unirse al hielo para modificar su configuración cristalina y controlar así el proceso de congelación, promoviéndolo o bloqueándolo, para modificar la temperatura a la que el agua cambia de fase.

Esto supone una enorme capacidad de adaptación y proporciona situaciones ventajosas como la creación de microambientes alrededor de la célula con agua líquida disponible a temperaturas bajo cero, aumentando así su ventana de supervivencia.

Para Laura García Descalzo, investigadora española del CAB y autora principal del estudio, los resultados preliminares "plantean interesantes cuestiones que podrían abrir nuevas vías de investigación en Astrobiología: el estudio de cómo las adaptaciones, a nivel molecular, que los organismos extremófilos desarrollan para sobrevivir a las condiciones ambientales podrían, a su vez, influir sobre esas mismas condiciones, de manera que su propia supervivencia dependa, en gran parte, de la interacción microorganismo-ambiente".

Para García Descalzo, el estudio "supone el inicio de una vía novedosa de investigación sobre la habitabilidad de salmueras heladas en Marte".

La identificación de las moléculas utilizadas por los microorganismos para adaptarse a las condiciones ambientales es, además, una valiosa fuente de información que puede ser utilizada como 'marcador' de la presencia de vida.

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