Último homenaje a Winnie Mandela, ícono de lucha antiapartheid
Decenas de miles de personas rindieron el sábado un último homenaje a Winnie Mandela, controvertido icono de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, en los funerales nacionales organizados en el 'township' de Soweto.
La ceremonia, celebrada en un archirrepleto estadio de Orlando, pone fin a diez días de luto nacional decretado en memoria de la exesposa de Nelson Mandela, a quien se llamó la "Roca", "la Madre de la Nación", la "Liberadora" o "la Heroína", fallecida el 2 de abril a los 81 años, tras una larga enfermedad
"Fue mi madre la que mantuvo viva la memoria de mi padre", Nelson Mandela, durante sus 27 años de detención antes de que se convirtiera en presidente de Sudáfrica en 1994, recordó su hija primogénita, Zenani Mandela-Dlamini, entre los "¡vivas!" de la gente.
"Es ella la que mantuvo su nombre en los labios de la gente, quien llevó su memoria al corazón de la gente" dijo, ante el ataúd cubierto con una bandera sudafricana, y colocado en el centro del estadio.
Escoltado por motoristas, el ataúd de "Mama Winnie", había abandonado el sábado por la mañana su domicilio de Soweto, el barrio pobre de Johannesburgo al que fue fiel durante toda su vida.
A su llegada al estadio de Orlando, a algunos kilómetros de distancia, sus restos mortales fueron recibidos por decenas de miles de personas que, con el puño en alto, entonaron una canción de lucha: "No hay nadie como Winnie Mandela".
"Fue uno de nuestros mejores soldados. Luchó desde el principio hasta el final. Ve en paz, Mama" dijo un espectador, Brian Magqaza, de 53 años.
Durante los 27 años de encarcelamiento de Nelson Mandela, "Mama Winnie" se convirtió en el icono de la lucha contra el apartheid. Resistió en solitario a las persecuciones del régimen, los arrestos domiciliarios o las agresiones.
Su foto de la mano de Nelson cuando salió de la prisión de Robben Island, en 1990, simbolizó la victoria del Congreso Nacional Africano (ANC) sobre el régimen blanco de Pretoria.
Pero la pareja se rompería en 1992, dos años antes de que el premio Nobel de la Paz accediera a la presidencia del país.
En paralelo, la imagen de Winnie quedó duramente afectada por condenas de fraude, secuestro y violencia.
Elogio fúnebre
Varios dirigentes extranjeros, entre ellos los jefes de Estado congoleño Denis Sassou Nguesso y namibio, Hage Geingob, asistieron a la ceremonia, en la que el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa pronunció un elogio fúnebre en el que calificó a Winnie de "muralla" contra el apartheid.
Personalidades como Jesse Jackson, emblemático militante de derechos cívicos en Estados Unidos, también asistieron a los funerales. Winnie Mandela "nunca dejó de luchar" dijo el viernes el pastor, de 76 años.
También se hallaba entre los asistentes la modelo británica Naomi Campbell.
Winnie fue acusada de la violencia cometida por su guardia pretoriana, el llamado "Mandela United Football Club", que hizo reinar el terror en Soweto a fines de los años 1980.
Cerca de un cuarto de siglo después de la desaparición oficial del apartheid, las motivaciones de este grupo siguen siendo misteriosas. Según un antiguo policía blanco, el régimen lo habría infiltrado.
En la época, el propio ANC, punta de lanza de la lucha antiapartheid, había expresado su preocupación, pero Winnie Mandela ignoró esos llamados.
Esta semana, el presidente Ramaphosa pidió que no se diabolizara a Winnie. "Ella solo sirvió al pueblo de Sudáfrica", zanjó.
"Mama no era una persona perfecta" admitió a la AFP el ministro de Comunicación, Nomvula Mokonyane.
Tras los funerales oficiales, Mandela será enterrada el sábado por la tarde en el cementerio de Fourways, un barrio residencial de Johannesburgo, junto a una de sus nietas, fallecida en 2010.