Fumio Kishida, primer ministro japonés, un político indeciso y poco carismático

Japón

Fumio Kishida, primer ministro japonés.
Fumio Kishida, primer ministro japonés. / AFP
Afp
31 de octubre 2021 - 11:10

Tokio/El primer ministro japonés, Fumio Kishida, de 64 años, podría acabar la jornada de las elecciones legislativas del domingo en una frágil situación, por el terreno perdido, a pesar de haber mantenido la mayoría absoluta con el otro partido de la coalición, afirman medios locales.

"Pienso que hemos conseguido una valiosa confianza" de los electores, declaró el domingo Kishida ante la prensa, intentando sacar pecho de los resultados.

Poco carismático, Kishida diputado de Hiroshima (oeste de Japón), sigue la estela de su padre y abuelo como diputado de la cámara baja del Parlamento desde 1993. La semana pasada había conseguido la presidencia del Partido Liberal Democrático (PLD, derecha conservadora), que domina la vida política japonesa desde 1955.

Sucede a Yoshihide Suga, un exprimer ministro que se había vuelto muy impopular por la gestión de la crisis sanitaria que acabó dimitiendo en septiembre, al cabo de solo un año en el poder.

Tampoco es que Kishida goce de la popularidad de la opinión pública, con un 50% de apoyo a principios de octubre, una de las tasas más bajas de un nuevo dirigente japonés desde hace veinte años. Lo que pone en cuestión su capacidad para mantenerse en el poder, más aún después de su corta victoria electoral.

Bajo influencia

El que fuera ministro de Asuntos exteriores entre 2012 y 2017 fue elegido por los grandes barones del PLD por su espíritu de consenso y su voluntad de escuchar a todo el mundo.

"El número de personas que Kishida puede influir es más bien bajo, pero el número de personas que tienen poder sobre él es elevado. Es su mayor riesgo", asegura Takuma Oohamazaki, experto de la consultora política J.A.G. Japan Corp.

El programa de Kishida es continuista con la política económica de sus predecesores, Yoshihide Suga y Shinzo Abe (2012-2020).

Pero también quiere luchar contra las desigualdades sociales que se empezaban a vislumbrar en Japón antes de la pandemia. Sin embargo, el "nuevo capitalismo" que proclama este exbanquero parece, por el momento, muy poco definido.

En el marco diplomático, no parece que vaya a haber cambios. Japón sigue siendo un aliado fiel de Estados Unidos y, aunque cada vez mire con más desconfianza hacia China, Tokio no desea una escalada de tensión con su primer socio comercial.

Programa nuclear y béisbol

La misma indecisión se observa en los temas sociales. Kishida afirma "que no ha llegado el momento de aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo", a pesar de que la opinión pública es ampliamente favorable a su aprobación.

También muestra sus reservas a permitir que las mujeres casadas puedan mantener su apellido después del matrimonio.

A pesar de que Kishida había impulsado la visita de Barack Obama a Hiroshima en 2016 (la primera de un presidente de EEUU en el cargo), Kishida no tiene la intención de firmar el Tratado Internacional sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, ya que Japón se beneficia del paraguas de defensa nuclear de Estados Unidos.

Kishida pide también retomar el programa nuclear civil de Japón, muy limitado después de la catástrofe de Fukushima en 2011, y que sigue siendo un tema muy sensible en la opinión pública japonesa.

Amante del béisbol, el deporte de equipo más popular en Japón, que incluso practicó durante su juventud, Kishida es hincha de los Hiroshima Toyo Carp, el club de su feudo familiar y político.

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