Líder de la derecha española fracasa definitivamente en su intento por ser investido presidente
El líder de la derecha española, Alberto Núñez Feijóo, vio este viernes como la mayoría de diputados rechazaban de nuevo su candidatura a la presidencia del gobierno durante la segunda votación de investidura en Madrid.
Este fracaso esperado abre la vía a una candidatura del jefe de gobierno saliente, el socialista Pedro Sánchez, que deberá obtener para ello el apoyo crucial de los independentistas catalanes. Si no lo consigue, deberán convocarse unas nuevas elecciones, que se celebrarían hacia mediados de enero.
Después de un primer revés el miércoles, el conservador perdió el viernes una segunda votación en la que una mayoría simple también le hubiera valido. Con 172 votos favorables de 350 -los del PP, la extrema derecha y dos pequeños partidos-, su candidatura fue rechazada por otros 177 diputados del Partido Socialista, la extrema izquierda y formaciones regionalistas. Un voto tuvo que contabilizarse como nulo, ya que un diputado que no iba a apoyar Feijóo votó por error a su favor, antes de retractarse.
Con Feijóo derrotado, el presidente del gobierno saliente, Pedro Sánchez, debería recibir próximamente el encargo del rey Felipe VI para tratar de formar una mayoría antes del 27 de noviembre. En caso de no lograrlo, se convocarían automáticamente elecciones para mediados de enero.
Sánchez optimista
En el poder desde hace cinco años, Sánchez, quien mostró estos últimos años un agudo sentido de la supervivencia política, volvió a mostrar su confianza este jueves en que lo conseguirá.
España "se apresta a repetir ese gobierno de coalición progresista dentro de poco tiempo", aseguró en Madrid frente a socialistas europeos. Pero, a pesar del optimismo mostrado por el ahora presidente en funciones, las negociaciones se anuncian cada vez más delicadas.
Con el apoyo de la extrema izquierda, con quien gobierna desde 2020, y de los separatistas vascos, Sánchez necesita los votos indispensables del partido independentista catalán de Carles Puigdemont, Junts per Catalunya (Junts), que se opuso sistemáticamente a su gobierno en los últimos años.
A comienzos de septiembre, el líder de la tentativa de secesión de 2017 exigió desde Bélgica, donde se instaló para huir de la justicia española, la amnistía de los independentistas con causas judiciales por su participación en la fallida independencia, a cambio del apoyo de su formación.
Referéndum
Pero estos últimos días, Junts e Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), el otro gran partido separatista, subieron aún más el listón y exigieron que se abran negociaciones para celebrar un referéndum de autodeterminación.
En una resolución adoptada el viernes en el Parlamento regional catalán, los dos partidos instaron a las formaciones catalanas con representación en el Parlamento español a que "no den apoyo a una investidura de un futuro Gobierno español que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum".
Con Carles Puigdemont a la cabeza, el gobierno regional catalán organizó el 1 de octubre de 2017 un referéndum de autodeterminación, a pesar de la prohibición de la justicia. Al escrutinio le siguió poco después una declaración unilateral de independencia, que provocó la peor crisis política en España en décadas.
El gobierno central, entonces presidido por el PP, destituyó al gobierno regional y suspendió la autonomía de esta rica región de 7,8 millones de habitantes. Los líderes independentistas huyeron entonces al extranjero, como Puigdemont, o fueron encarcelados.
Aunque parecían dispuestos a encontrar una fórmula para la amnistía, a pesar del desacuerdo mostrado por algunos barones y una parte de su electorado, los socialistas han asegurado que la organización de un referéndum es, sin embargo, una línea roja.
"No, por ahí no hay camino. Nunca lo ha habido y no lo hay", indicó el viernes el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa, muy próximo a Pedro Sánchez, en la radio Cadena Ser. "Y si se ha de volver a ir a elecciones, pues iremos a elecciones y que la ciudadanía elija. Pero el camino de la división y la ruptura es un camino sin recorrido", agregó en la radio catalana Rac 1.