Los Nobel reconocen a dos símbolos de la lucha contra la violencia sexual
El ginecólogo congoleño Denis Mukwege y la activista yazidí Nadia Murad, dos símbolos de la lucha contra la violencia sexual, recibirán el lunes el Premio Nobel de la Paz, que este año pone la atención en el uso de la violación como arma de guerra.
Murad, de 25 años, y Mukwege, de 63, recibirán el galardón conjuntamente en Oslo, tras ser reconocidos por el Comité Nobel "por sus esfuerzos para poner fin al uso de la violencia sexual como arma de guerra".
Mukwege lleva 20 años tratando las horribles heridas y los fuertes traumas de los que son víctimas mujeres en el este de República Democrática del Congo, golpeado por la guerra.
"Hemos sido capaces de trazar una línea roja contra las armas químicas, las armas biológicas y las armas nucleares", dijo a la AFP en 2016. "Ahora debemos trazar también una línea roja contra la violación como arma de guerra".
Murad se convirtió en una infatigable defensora de los derechos de los yazidíes desde que sobrevivió a los horrores del cautiverio en manos del grupo Estado Islámico (EI), que se hizo con amplios territorios en Irak y Siria haciendo de la comunidad kurdófona uno de sus blancos.
Capturada en 2014, fue sometida a un matrimonio forzado, golpeada y víctima de una violación colectiva antes de lograr escapar.
Los dos colaureados dedicaron su premio a los cientos de miles de mujeres que sufrieron violencia sexual en todo el mundo.
"Denis Mukwege es el ayudante que dedicó su vida a defender a estas mujeres. Nadia Murad es la testigo que habla de los abusos de los que fueron víctimas ella y otros", dijo la presidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen, al anunciarse el premio, el 5 de octubre.
"Cada uno de ellos, a su manera, ayudó a dar mayor visibilidad a la violencia sexual en tiempos de guerra, para que los autores rindan cuentas por sus acciones".
Búsqueda de justicia
Murad y Mukwege representan el combate contra una lacra global que va más allá de un único conflicto, como demostró el movimiento #MeToo.
Mukwege ha tratado a decenas de miles de víctimas, ya fueran mujeres o niños e incluso bebés de apenas meses, en su hospital de Panzi, que fundó en 1999 en la congoleña Kivu del Sur.
Murad fue una de las miles de mujeres y niñas yazidíes secuestradas, maltratadas y violadas por los yihadistas durante su campaña de 2014.
Las mujeres mayores y los hombres sufrieron ejecuciones sumarias durante el asalto del grupo EI, que la ONU considera un posible genocidio. Su madre y seis de sus hermanos murieron.
Ahora, Murad es embajadora de la ONU para la Dignidad de los Sobrevivientes de Trata de Personas y lidera los esfuerzos para proteger a la comunidad yazidí y que se haga justicia con las víctimas de los yihadistas, un combate en el que se embarcó junto a la abogada de derechos humanos Amal Clooney.
Más de 6,800 yazidíes fueron secuestrados, de los que 4,300 escaparon o fueron comprados como esclavos, mientras que 2,500 siguen desaparecidos, según un reciente informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos.
"Para mí, justicia no quiere decir matar a todos los miembros del Dáesh que cometieron esos crímenes contra nosotros", dijo Murad en octubre en Washington, empleando el acrónimo en árabe para el EI.
"La justicia para mí es llevar a los miembros del Dáesh ante un tribunal y verlos admitir ante la justicia los crímenes que cometieron contra los yazidíes y que se les castigue por esos crímenes concretos", añadió.
El Premio Nobel de la Paz --una medalla de oro, un diploma y 9 millones de coronas suecas (880,000 euros, un millón de dólares)-- se entregará en una ceremonia en la Alcaldía de Oslo el lunes a las 12H00 GMT.