Los rumanos votan en las elecciones presidenciales

Afp
16 de noviembre 2014 - 08:59

Los rumanos empezaron a votar este domingo en la segunda vuelta para elegir a su próximo presidente, en unos comicios que podría ganar el actual primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta, si bien una elevada tasa de participación podría romper los previsiones de los sondeos.

Ponta, de 42 años, apoyado por un electorado esencialmente rural, cuenta con el 54% de intención de voto en la segunda vuelta de los comicios, según los últimos sondeos.

Aunque su ventaja sobre su rival Klaus Iohannis, de 55 años y perteneciente a la minoría alemana, parece considerable, la suerte todavía no está echada, estiman algunos expertos.

Los colegios electorales abrieron a las 7:00a.m.(5:00 GMT) y cerrarán a las 9:00 p.m. locales. Los primeros resultados parciales se conocerán a lo largo de la noche de este domingo.

Veinticinco años después de la caída del dictador Nicolae Ceausescu, estas séptimas elecciones presidenciales son importantes en la historia poscomunista de Rumanía, sobre todo en momentos en que la democracia se resiente en países de Europa central como Hungría y de tensiones entre Bruselas y Moscú por el conflicto en Ucrania.

"En los últimos 25 años, sólo hemos escuchado mentiras y promesas incumplidas. Espero que tengamos finalmente un presidente que respete a la gente y cumpla con lo que promete", dijo Rodica Avram, una profesora de 56 años, tras votar en Bucarest.

Según los analistas, la clave de esta segunda vuelta será la movilización. En la primera vuelta, la participación fue baja: sólo el 52,3% de los votantes acudió a las urnas.

La primera vuelta electoral fue caótica para los rumanos del extranjero, favorables a la derecha, lo que alimenta el miedo a una deriva antidemocrática, después de que muchos de ellos no pudieran votar en París, Londres o Viena.

Miles de personas se manifestaron de nuevo el viernes en varias ciudades rumanas para pedir elecciones "libres". La presión de la ciudadanía y de la oposición le costó el puesto al ministro de Relaciones Exteriores.

Una victoria de Ponta supondría una concentración de poderes en manos del Partido Socialdemócrata, que dispone con su coalición de izquierda de una amplia mayoría en el Parlamento. Esta omnipotencia preocupa a la justicia, que ha realizado progresos enormes en la lucha contra la corrupción, máxime cuando Ponta, que dice respetar su independencia, ha criticado varias veces el trabajo de la fiscalía anticorrupción (DNA).

Klaus Iohannis centró su campaña en la lucha contra la corrupción y su voluntad de reformar las estructuras económicas de este país de 20 millones de habitantes, el segundo más pobre de la Unión Europea después de Bulgaria.

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