Detención de proyecto, alarma a inversores, indígenas exigen presencia del presidente
La empresa hondureña promotora del proyecto hidroeléctrico de Barro Blanco, GENISA, se mostró alarmada por la decisión del gobierno de Panamá de suspender temporalmente la obra y alegó desconocer los compromisos medioambientales incumplidos.
La empresa aseguró que la suspensión "unilateral" en pleno verano pone en peligro la conclusión de la obra.
"Los inversores están alarmadísimos", aseguró Aldo López, gerente de Genisa.
Según cálculos de la constructora, la planta generará el 2 % de la energía que requiere el país y producirá 28,56 megavatios.
El Gobierno panameño anunció ayer lunes 9 de febrero de 2015 la paralización de las obras del proyecto hidroeléctrico al que e oponen las comunidades nativas de la región, al considerar que la empresa incumplió varios compromisos medioambientales.
Durante el anuncio de las suspensión de las obras, la vicepresidenta y canciller panameña, Isabel de Saint Malo, mandó un mensaje a los inversores extranjeros.
"No estamos haciendo esta paralización a la ligera (...) Nosotros no hemos cancelado la obra, es una paralización temporal (...) Este es un país respetuoso con la seguridad jurídica de la inversión extranjera", concluyó.
La suspensión del proyecto hidroeléctrico Barro Blanco durará "hasta que se terminen las investigaciones de los incumplimientos", precisó este lunes Mirei Endara, la administradora de la Autoridad Nacional de Ambiente (ANAM), el organismo que ordenó la medida.
Endara dijo que hay "razones suficientes para comenzar un proceso administrativo en contra de la empresa promotora".
También influyó que la empresa hondureña encargada del proyecto (GENISA) no contó con un plan de manejo arqueológico, taló árboles sin autorización y vertió residuos en el río, entre otros señalamientos.
Aunque se adujeran motivos de incumplimiento ambiental para la paralización temporal de las obras, la ANAM indicó que la decisión se tomó principalmente por la falta de acuerdo con la comunidad indígena, que rechaza la hidroeléctrica y ha realizado protestas y cortes de carreteras que amenazan con extender los próximos días.
El proyecto de Barro Blanco comenzó a construirse en 2008 sobre el río Tabasará, en el distrito de Tolé, a unos 400 kilómetros al oeste de la capital panameña, tiene un 95 % de avance y una inversión cercana a los 130 millones de dólares.
Las obras han sido un foco constante de conflicto con las comunidades indígenas de la comarca Ngäbe Buglé, pues el lago que formará la represa inundará 5,6 hectáreas de terrenos anexos a esa población cuando sea temporada de lluvias.
Además, en el lecho del río Tabasará, que alimentará la presa, está un petroglifo precolombino que sirve de culto principal de la iglesia sincretista Mama Tadta, que siguen numerosos ngäbe buglé, y que quedará permanentemente cubierto de agua cuando el lago se forme.
INDÍGENAS EXIGEN PRESENCIA HOY DEL PRESIDENTE VARELA
La comunidad indígena calificó la paralización temporal de las obras de "triunfo", pero exigió más compromiso por parte del presidente Juan Carlos Varela.
Los indígenas pidieron que hoy martes el presidente vaya a la zona a hablar con ellos y les explique la decisión que tomó su gobierno, que esperan sea definitiva y no temporal.
"Tiene que cumplir lo que prometió en la campaña electoral, que el pueblo siempre iba primero", añadió Clementina Pérez Jiménez, cacica suplente de la región Kodriri, en la comarca Ngäbe Buglé.
Alrededor de 3.000 indígenas, según la cacica, se encuentran movilizados y expectantes en el lugar donde se está construyendo la planta, a orillas del río Tabasará, en el distrito de Tolé (Chiriquí).
Si el presidente no acude mañana, dijo ayer lunes 9 de febrero de 2015, Pérez Jiménez, la comunidad indígena "extenderá las protestas de manera indefinida".