La realidad del centro penitenciario La Joya
Hacinados, en medio de aguas servidas que emanan malos olores, falta de agua potable y una atención médica deficiente.Así viven los detenidos en el centro penitenciario La Joya, que el equipo de TVN Noticias visitó para conocer la realidad de este penal.
Pabellones repletos de detenidos que deben vivir en condiciones que pueden traducirse como irrespeto a los derechos humanos.
Estructuras que han colapsado, sin dejar atrás lo que comen los privados de libertad y cómo hacen sus necesidades.
Algunos baños incluso han tenido que ser habilitados para albergar a más reclusos.
Durante el recorrido, varios de los privados de libertad expresaron sus inquietudes y quejas sin temor.
De hecho, hicieron un llamado al presidente de la República, Juan Carlos Varela, para que ayude a mejorar la caótica situación del penal.
Pero no solo tienen quejas por las pésimas condiciones en las que viven, la lentitud de los procesos también es otro tema que les preocupa.
Cada pabellón de la cárcel tiene al menos 500 reclusos, que califican el penal como un "depósito de seres humanos".
En uno de los pabellones se encontró a un joven con problemas mentales al que se le atribuyen hechos de violencia por su condición.
Él vive en medio de excremento, mientras que sus compañeros viven con el miedo de estar a su alrededor y tienen que cuidarse de él.
Los detenidos que necesitan atención médica permanente dijeron que este es el peor calvario que existe para una persona.
La clínica del penal es otro sitio deprimente. Hay enfermos con tuberculosis y pacientes infectados con VIH Sida.
La recuperación de estos hombres es lenta porque no hay medicamentos ni el lugar apropiado para que reciban la atención médica adecuada.
Los internos reconocen que cometieron un error, pero aseguran que no por eso tienen que ser condenados por la sociedad y vivir como lo hacen.
El centro penitenciario La Joya alberga a 4 mil 800 internos, cuando su capacidad era solo para 2000 mil reclusos.
En medio de tantos problemas los privados de libertad mantienen viva la esperanza que la mayoría de ellos, que ha pagado su condena saldrán en libertad pronto, o se les darán medidas cautelares u oportunidades para trabajar.