Jugar en el exilio, la realidad del Shahtar Donetsk tras la guerra con Rusia
Conflicto Rusia-Ucrania
Después de haber dejado atrás el Dombás para ir a Kiev a en 2014, cuando su estadio fue desfigurado por las bombas, los futbolistas del Shakhtar Donetsk, uno de los grandes del fútbol ucraniano, entrenan ahora en Estambul, prosiguiendo su exilio lejos de sus aficionados.
"Es muy difícil perder tu casa (...), tener que correr de un lugar a otro, todo ello a causa de un tirano, de un dictador", afirma a la AFP el arquero del club Andriy Pyatov, de 37 años, 14 de los cuales defendiendo el arco del Shakhtar.
Esta leyenda del club, con 480 partidos en su haber, su metro y 90 centímetros de altura, ha conquistado diez de las trece ligas ucranianas que figuran en las vitrinas del club, que reina en el país junto a su rival histórico, el Dinamo de Kiev (16 títulos).
Pero también ha vivido los ocho años de periplo del club entre la capital, Kiev, Leópolis (oeste) y Járkov (noreste), a una treintena de kilómetros de la frontera rusa, desde que la región de Donetsk (este) sufriese el enfrentamiento entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos.
La invasión de Ucrania lanzada el 24 de febrero por Moscú, que impidió la reanudación del campeonato ucraniano al término del parón invernal, llevó en esta ocasión a los jugadores del Shakhtar Donetsk fuera de las fronteras de su país.
El equipo, llegado a Estambul el 6 de abril, inició la semana pasada en Atenas contra el Olympiakos una gira de partidos amistosos destinados a recaudar fondos que servirán de ayuda especialmente a los huérfanos de guerra en Ucrania.
"Si podemos reunir un poco de dinero para ayudar, en ese caso creo que fue la decisión correcta", estima Andriy Pyatov desde el césped del flamante centro de entrenamiento al noreste de Estambul donde se concentra habitualmente la selección de Turquía.
"No me gustaba la idea de abandonar ahora", explica por su parte Roberto De Zerbi, entrenador del equipo, que regresó desde Italia para preparar a sus hombres para la gira, que les llevó el jueves a Gdansk (Polonia) y en la que se enfrentarán al Fenerbahçe turco y al Hajduk Split croata de aquí a comienzos de mayo.
'Sueño con volver'
Los 13 brasileños que lucían hasta el inicio del conflicto los colores del Shakhtar Donetsk huyeron todos ellos del país a finales de febrero. Sólo dos jugadores permanecen aún en Ucrania: Georgiy Sudakov, cuya mujer está a punto de dar a luz, y Viktor Kornienko, que se unió a las fuerzas de defensa territoriales.
El resto de la plantilla pudo abandonar Ucrania con una autorización especial, dado que rige una prohibición para todos los varones de 18 a 60 años -en edad de combatir- de salir del territorio.
Ninguno de ellos ha tomado las armas por el momento, según un portavoz del club. Pero "si es necesario, yo lo haré", clama Andriy Pyatov, cuya familia permanece aún en Ucrania.
El entrenador Roberto De Zerbi no impedirá a ninguno de sus jugadores ir a luchar, asegura: "Si se trata de combatir por su libertad, por su dignidad, por su orgullo, por su país, sólo podría felicitarle".
El presidente del club es el oligarca ucraniano Rinat Akhmetov.
Su equipo se enfrentará el martes al Fenerbahçe en el estadio de Estambul en el que Pyatov y sus compañeros en aquel entonces conquistaron en 2009 la Copa de la UEFA ante el Werder Bremen.
Un estadio simbólico, pero no tanto como el Donbass Arena de Donetsk, recinto ultramoderno que es el orgullo del club y de los habitantes luego de su inauguración en 2009, pero donde no se ha jugado ningún partido desde mayo de 2014.
¿Volverá a jugar allí el Shakhtar a corto plazo? "Sueño con ello, como todos los jugadores... Pero sabemos que no será de un día para otro", confiesa Pyatov, consciente de que por su edad quizá cuando se dé esa eventualidad ya haya colgado los guantes.
"Será largo, pero todavía sueño con ello".