La obsesión por la "Décima" podría jugarle en contra al Madrid

El madridismo se las prometía muy felices hace apenas 13 días. Tras la conquista de Múnich, su equipo disponía de tres semanas para tratar de recortar diferencias en Liga y optar a un histórico triplete. Pero la Liga le tenía deparado otro destino. El 4 de mayo, el Real Madrid recibía al Valencia tras conocer los pinchazos de Atlético ante Levante (2-0) y Barça ante Getafe (2-2). Una gran ocasión para recortar distancias ante un rival que, además, llegaba tras sufrir una dolorosísima eliminación europea a manos del Sevilla. Sin embargo, los blancos no pudieron pasar del empate, y gracias. Tras ir dos veces por debajo en el marcador, Cristiano rescató con un taconazo un punto que, a esas alturas, aún permitía a los blancos soñar. Porque se contaba con un triunfo ante el Valladolid, en partido aplazado de la jornada 34 por la disputa de la final de Copa. Atlético y Barça no jugaban ese día, por lo que todo deberían ser ganancias para los blancos. Sergio Ramos adelantó al Madrid de libre directo, pero tras el 0-1 el equipo se dedicó a contemporizar. No mató el partido y se encontró con el empate de Osorio en una jugada de estrategia a cinco minutos del final. El Madrid sólo desocntó un punto y dijo, virtualmente, adiós a sus opciones ligueras. La despedida se consumó, de forma matemática, en Balaídos. Con un equipo plagado de bajas, la mayor parte de ellas de jugadores con molestias reservados para la final de la Champions, el Madrid capituló por 2-0 ante el cuadro celeste. Dos errores, de Ramos y Xabi Alonso, propiciaron los dos goles de Charles en otra jornada en la que Atleti y Barça pincharon (empates ante Málaga y Elche). El balance del Madrid tras Múnich es de dos puntos de nueve posibles. Con los siete que se han ido al limbo, el Madrid aventajaría en dos puntos al Atlético y cinco al Barça, y tendría virtualmente la Liga en sus manos. Aunque hace tiempo que en la mente de los blancos sólo aparece una palabra: Lisboa. Texto: MARCA.com