El resultadismo se apodera de Can Barça
El tiki-taka da paso al fútbol vertical
Bravo ataja, Pique sostiene y Messi decide. Todo lo demás se aparta del plano. Y cuando Leo no alcanza ni le acompañan sus escuderos Neymar y Suárez la providencia acude en forma de estrategia, esa palabra tan denostada en tiempos pasados y que Luis Enrique ha devuelto al escenario. La estrategia y el resultadismo, una palabra alejada de las entrañas del Camp Nou en tiempos no muy pasados y que hoy es el centro de todas las cosas.
La filosofía del 'ganar, ganar y volver a ganar' que un día verbalizó Luis Aragonés se ha impuesto en el Barça por encima de cualquier otra circunstancia y el juego ha dejado paso al resultado. Importa, mayormente, observar la clasificación y dejarse de romanticismos pasados, cuando el 'cómo' centraba la atención de un equipo, de un club, entregado a una personalidad propia cada día más lejana.
El Barcelona gobierna la Liga sin necesidad de mandar en el campo, donde se ha convertido en un ir y venir entre la defensa y la delantera con los centrocampistas de meros espectadores, acompañantes secundarios más dados a trabajar en apoyo de los delanteros y en la búsqueda del espacio rápido que en el control del balón.
A la voz de alarma que proclaman algunos por la separación entre líneas, contestan otros con los números en la mano. Restando una jornada, valen menos los nueve goles del Real Madrid al Granada que el tanto de Mathieu en Balaídos y esos cuatro puntos de ventaja se imponen en cualquier discusión que pueda existir.
El envenenado debate de la 'posesión' que ha llegado a provocar una auténtica guerra civil entre los propios hinchas azulgranas, ha desembocado en un nuevo orden donde el fútbol pierde trascendencia y el plano lo ocupan los delanteros, su rapidez y contundencia, el remate y la falta de pausa.
Lo acusa principalmente Xavi, convertido en recurso cuando en un tiempo no tan lejano era 'la razón'. Pero también lo sufren Busquets o Iniesta. La pérdida de trascendencia del manchego es enorme y el descenso de protagonismo de Sergio evidente. Tal es así que en una zona sin el peso específico de antaño la presencia de Mascherano alcanza para rivalizar con Busi. Algo impensable hace dos o tres años.
El Barça del rondo que moldeó Johan Cruyff hace más de dos décadas y llevó a la cúspide Pep Guardiola hace apenas seis años está en evidente decadencia. Guardiola y Laudrup, Xavi e Iniesta... Ese tipo de futbolistas empapados del gusto por el balón han dado un paso al lado y han dejado que el escenario lo ocupe un nuevo orden.
El resultadismo puro y duro manda en el Camp Nou. Por extraño que pueda parecer, hubo un tiempo que esa palabra era despreciada en el Camp Nou. Hoy es la panacea.