¡El que no arriesga, no gana!

Hoy se vio una selección bastante joven que lo dejó todo en la cancha y varios jugadores hicieron su mejor esfuerzo por ganarse la titularidad.

somoslaselestaff
08 de julio 2013 - 05:23

El atrevimiento y la osadía son palabras que tienen mucho parecido y que hoy por fin pude ver reflejado en un partido de la selección de Panamá. Un Julio Delý Valdés totalmente diferente fue a probar en la Copa de Oro y parece que el experimento le resultó; los que tenían que brillar, brillaron y los que no hacían falta sobraron…

Resulta que hoy sí se vio a un equipo que jugó los 90 minutos como si fuera el primer segundo del encuentro. La pregunta sería: ¿es la juventud la que marca el ritmo del onceno panameño? Ahí la dejo… Pero muy diferente a la última salida, se vio a un equipo canalero aguerrido de principio a fin, y eso es muy bueno. Con esto no cabe duda del potencial de varios jugadores, como es el caso de Gabriel Torres; que no en vano quedó campeón goleador en Venezuela, o un Roberto Chen que se mostró seguro y confiado en el centro de la defensa. Ni hablar de un “Negrito” Quintero que dejó el alma y corazón en la cancha. Sería tonto decir que Julio no tiene equipo. Hoy se demostró todo lo contrario.

Ojalá quede en la mente del técnico este partido. Ojalá resuene en su mente – para la eliminatoria – que esos que en muchas ocasiones se quedan en la banca pueden hacer igual o mejor trabajo que los supertitulares. Ojalá eso quede en la mente del colonense.

Hablando del planteamiento, un compañero me decía en la redacción (cuando llegó el segundo gol) que era hora de defender. Descabelladamente le dije: “el cambio podría ser Blackburn por Waterman”. Mi compañero me miró con ganas de darme una patada por lo ilógico de mi comentario, pero se dio. Y que mejor aún, resultó el cambio.

Lo que deja este partido es que ya es hora que nos volvamos atrevidos y depositemos la confianza en los nuestros. Ir a buscar el gol, aunque vayamos ganando 5-0 en cualquier partido. Eso dice mucho de una selección y le pone un toque característico.

La de hoy es una muestra de que no podemos dejarnos llevar por un nombre, todos los equipos son iguales; son once jugadores que tienen dos pies y dos manos; no son extraterrestres ni nada por el estilo. Y claro, se le puede ganar a todos…

Por: Laureano Barría M.

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