Los ojos de la noche
El movimiento de la capital nunca se detiene cuando muchos duermen otros están más despiertos que nunca una lucidez que se pierde en la oscuridad del hampa, sin saber que miles de cámaras nos tienen más que vigilados.
El movimiento de la capital nunca se detiene cuando muchos duermen otros están más despiertos que nunca una lucidez que se pierde en la oscuridad del hampa, sin saber que miles de cámaras nos tienen más que vigilados.