Marruecos deja al descubierto la brecha entre países árabes

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Medio Oriente.
27 de febrero 2016 - 08:58

El rechazo de Marruecos a acoger la próxima cumbre de los jefes de Estado árabes, que estaba prevista para el 7 y 8 de abril próximos, refleja la ineficacia de la Liga Árabe y las diferencias entre los países miembros, según varios analistas consultados por Efe.

Esta decisión, justificada en la supuesta ausencia de iniciativas importantes y concretas para someter a los jefes de Estado, coincide con un momento de alta tensión en Oriente Medio, marcado por los conflictos de Siria, el Yemen o Libia.

Estas guerras, así como la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en varios frentes, han abierto una brecha entre los países árabes, a la que de forma bastante directa aludió Rabat cuando cedió hace una semana su derecho a organizar la cumbre, que finalmente tendrá lugar en Mauritania, aunque su fecha aun no ha sido fijada.

Según la explicación oficial de Marruecos, al no darse las condiciones para garantizar el éxito de la cumbre, los participantes podrían "adoptar resoluciones banales y pronunciar discursos que no harían sino dar una falsa impresión de unidad y solidaridad".

En opinión del destacado analista y fundador del diario online Al Rai al Yom, Abdelbari Atuán, "el liderazgo político marroquí era consciente de que la cumbre iba a fracasar y se iba convertir en el escenario de la discordia causada por la polarización sectaria que hay en la región árabe".

Atuán explica a Efe que Marruecos ha optado por no implicarse en los asuntos de Oriente Medio, que describe como una región con "cinco países fallidos, guerras feroces, una intervención militar inminente en Libia y la expansión por la región del EI".

"Hay países miembros que tienen agendas distintas, como Arabia Saudí y Catar, y hay discordias sobre el Líbano ¿Cómo es posible celebrar una cumbre en esas condiciones? Es un campo de minas", lamenta el experto palestino.

El ímpetu belicista saudí del último año ha conducido al reino saudí a involucrar a ocho países árabes en la guerra contra los rebeldes chiíes del Yemen y a presionar hacia una intervención con tropas terrestres en Siria.

Esta última opción no ha sido secundada por la mayoría de sus vecinos e incluso Egipto, que a pesar de su gran dependencia de la ayuda saudí, se ha limitado a decir que se trata de una "decisión soberana".

El papel del Líbano en estos casos es, asimismo, cuanto menos complicado, debido a la implicación de la milicia chií Hizbulá en Siria y en el Yemen en el bando rival al de Arabia Saudí, que decidió este mes suspender su ayuda militar al Líbano.

Estas fracturas quedan de manifiesto también en las distintas coaliciones militares regionales, desde la fuerza árabe conjunta propuesta por Egipto y que ha quedado en el olvido tras fraguarse en la última cumbre de la Liga Árabe, a la alianza islámica creada por Arabia Saudí en diciembre pasado.

Para Atuán, precisamente por esta tensión, la suspensión de la cumbre se trata de una decisión "sabia" desde el punto de vista marroquí porque va a tener "más resultados negativos que positivos".

Otros expertos consultados por Efe no se muestran tan favorables a la postura adoptada por Marruecos, pero si coinciden en destacar que la divisiones actuales y la habitual ineficacia de la Liga Árabe son un lastre para cualquier reunión.

El antiguo asesor del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi Mohamed Seif al Daula reconoció a Efe que el papel de las cumbres árabes "no tiene ningún peso y existe una gran diferencia entre sus resoluciones y las aspiraciones de los pueblos".

No obstante, pese a la incapacidad de la organización para adoptar decisiones importantes, Seif al Daula opina que la decisión de Marruecos es "infantil e incomprensible" y supone una humillación a los jefes de Estado participantes.

El profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de El Cairo, Mohamed Husein, fue también rotundo al asegurar que la decisión marroquí refleja la "ineficacia de las reuniones" de la Liga Árabe, que para el analista se han convertido en una disculpa para "comer y beber".

A esta falta de empuje de la Liga Árabe se suma la creciente influencia saudí en la organización, donde muchos ven que es el reino quien marca cada vez más las pautas.

Según publicó el lunes el sitio web marroquí yabiladi.com, la suspensión por parte de Marruecos de la cumbre pudo deberse a una petición de Arabia Saudí, poco interesada en una cita en la que va a ser señalada como la causante principal de los conflictos de Siria y el Yemen.

En este sentido, el analista egipcio Jaled Yaqut dijo a Efe que Marruecos es consciente de que "el mundo árabe está polarizado", y ha optado por coordinarse con el eje liderado por Arabia Saudí porque ve que el papel de este país "ha superado al de la Liga Árabe".

"Marruecos no quiere que fracase la cumbre sobre su territorio o que estalle una división entre el eje saudí y el resto de los ejes", agregó.

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