Extranjeros en escuelas públicas: ¿los panameños pueden oponerse o no?

Estudiantes de escuelas públicas
Estudiantes de escuelas públicas

En el sistema escolar de Panamá hay 24 mil niños y adolescentes extranjeros. Esto ha desatado la furia de cientos de internautas, que cuestionan que “sus impuestos” costeen la educación de inmigrantes.

Pero, ¿es válido su reclamo?

El procurador de la Administración, Rigoberto González, explica que a todas luces no.

La educación es un derecho universal, consagrado por la Convención de 1989 sobre derechos de los niños, y ratificada en 1990 por Panamá.

Al ser un tratado internacional tiene el mismo nivel que la Constitución.

“Es un derecho, no le des vuelta”, insiste González, quien sostiene que la educación es, además, un “derecho inalienable”. Es decir, que no se puede enajenar. No se puede negar. Ni siquiera si el progenitor no paga seguro educativo.

Donde estén se les debe educar

En eso coincide la abogada en derechos humanos Gilma Camargo. “Los niños están cubiertos por la declaración universal de los derechos humanos y la convención: donde estén se les tiene que educar”, explica.

Ya en el terreno moral, Camargo insta a “no ser egoístas cuando se trata de la formación de un ser humano”.

El espíritu de la Constitución es el mismo. El artículo 90 sostiene que tanto los colegios particulares como oficiales “están abiertos a todos los alumnos” sin distinción ni discriminación.

En su artículo 20 ese mismo texto establece la igualdad de los nacionales y extranjeros ante la ley. Es decir, que tanto los hijos de padres panameños desempleados –y por ende, que no pagan seguro educativo- como los de extranjeros tienen el mismo derecho de ir a pedir cupo en cualquier plantel.

El seguro educativo llegó en los primeros nueve meses de 2016 a los $82.6 millones, apenas el 6% de lo que el Estado destinó a educación ese año.

Los nuestros también emigran

Además, dice Camargo, también hay niños panameños estudiando en el extranjero, y los países donde están obligados a brindarles la misma atención que a un nacional. González se suma a ese planteamiento.

Es el caso de Francisco*, un menor de 10 años nacido en Arraiján, y que con sus padres emigró a Arkansas, Estados Unidos, hace un lustro.

Hoy estudia en un colegio público en uno de los condados más importantes del estado. Tiene derecho al bus, a que no se le cobre un real y a todo lo demás que sus compañeros estadounidenses.

“No paga nada, sólo un par de cuadernos y la bolsa, pero todo lo demás es gratis. No se le discrimina”, dice su tutora a TVN Noticias.

(*El nombre del menor fue cambiado para cuidar su identidad).

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