TVN plus En vivo

Contenido Exclusivo: Un viaje al corazón del Carnaval de la Central

El Carnaval surge del pueblo y para el pueblo. Los de la alta sociedad de la época no participaban de esta celebración en el arrabal, aunque algunos saltaban el muro.

Las primeras manifestaciones del Carnaval, la fiesta del panameño, se originan en la época colonial y con la influencia no sólo española. Esa era una fiesta del arrabal. ¿Qué era el arrabal? Santana y Calidonia. Ahí se celebraba el Carnaval. ¿Cómo lo celebraban?

El historiador Rolando Domingo, recuerda que en aquellas fiestas tocaban tambores, la gente se disfrazaba de diabólicos, secuestraban a la gente para que la gente le pagara pequeños rescates. Y con esa plata lo que hacían era una olla común para que la gente comiera.

Así es como surgen los resbalosos y surgen las comparsas también.

El Carnaval surge del pueblo y para el pueblo. Los de la alta sociedad de la época no participaban de esta celebración en el arrabal, aunque algunos saltaban el muro.

Te puede interesar: Carnaval 2025: más de 400 miembros del Sinaproc estarán en 30 puntos de cobertura en el país

En ese sentido, la historiadora Betsy González, explicó que sí, personas de la alta sociedad salían y se divertían en las celebraciones populares.

Es el elemento que viene con la construcción del Canal, el elemento antillano que se va fusionando. Y ahí paulatinamente el espacio que era de Santana por las plazas va yendo, se recorriendo por toda la central”, expresó.

En 1910 las autoridades oficializan el Carnaval y surge por primera vez la figura de la reina en una celebración fuera de muros y de estratos sociales. De acuerdo con González, las reinas salen de las hijas, de las familias adineradas del país. Pero ellos celebran en su espacio y los sectores populares acá en la calle, en las plazas, Parque Santana, Parque Herrera y Parque de Independencia.

En tanto, Domingo, señaló que las reinas tenían que salir a vender votos y en las noches de escrutinio metían los votos que habían vendido de simpatía. Y cada voto al principio equivalía a un peso y después equivalía a un dólar.

De esa manera, el Carnaval capitalino va evolucionando hasta consolidarse en el Carnaval de la Central. Y es cuando el pueblo recupera su protagonismo y participación.

La señora Gloríela contó que había infinidades de carrozas que pasaban, de repente, llegaba a las 2 de la tarde, empezaba el desfile, eran las 6, 7, 8 de la noche y todavía el desfile estaba dando. Había muchas serpentinas, al punto que en la Avenida Central quedaban los pies enterrados en la serpentina.

Te puede interesar: ¡Agua, jolgorio, 'crew'! El Carnaval ya empezó en TVN con el '#TeamHampao'

Mientras que Rigoberto recordó que la prima reina tiraba también confeti, paquetes y de todo. “Eran carnavales de verdad y carnavales sanos. Se vestía típico y de todo. Elegantemente y no había la robadera que hay hoy en día, que eso es lo que daña más”.

La peatonal ahora es un mudo testigo de aquellos carnavales en donde sobresalían los carros alegóricos patrocinados por la empresa privada. Las comparsas de cada barrio, con sus atuendos coloridos y sus ritmos contagiosos, ponían a bailar hasta los más desorejados. No había carros cisterna; el relajo y la diversión se expresaban de otra manera.

El comportamiento humano ha cambiado muchísimo. Las cosas que se tiraban en las calles ayer eran aguas floridas, perfumadas, bastante serpentinas en las bases de las calles; ahora no”, indicó Pete Romero.

Quienes lo vivieron destacan que era un ambiente alegre, pacífico, sin problemas.

Las comparsas como Los Cariocas, Los Hippies del Calmata, Calixos, Los Mulatos de El Chorrillo, Los Campesinos eran alegres, había amistad y unión familiar.

Además, el turismo extranjero estaba encabezado por los inquilinos de las bases militares norteamericanas, quienes incluso tenían sus carros alegóricos. Quienes disfrutaron de estos carnavales destacan la convivencia y participación alrededor de grupos y tradiciones como las comparsas.

Pero eso no era todo, pues cuando terminaba la farsa y el jolgorio en el Carnaval de la Central, las coordenadas bailables ya estaban trazadas. Había toldos en Calidonia, Santana y Barraza, como el del Ferrocarril, La Llave de Oro, El Cumbaito, todos patrocinados por la empresa privada. Eran los centros de diversión de la época, construidos de madera y zinc para la ocasión.

Había una confusión en cuanto a los rabí blancos y los rabí prietos, todo el mundo, se condensaba. Se presentaban artistas y agrupaciones de fama internacional y las mejores orquestas locales y conjuntos típicos, como Ismael Rivera, con Cortijo y su combo.

De ese carnaval queda muy poco. La esencia cultural y la idiosincrasia de esa fiesta se degradaron en el tiempo, dicen los estudiosos del tema.

Si te lo perdiste
Lo último
stats