La ‘garganta del infierno’, la atracción turística de la construcción del Canal

Historia en Panamá

Este 15 de agosto el Canal de Panamá cumple 108 años de fundación y de ser una importante ruta de tránsito marítimo para el mundo.

Turistas en el Corte Culebra en 1909
Turistas en el Corte Culebra en 1909 / ACP/Biblioteca Roberto F. Chiari

Ciudad de Panamá, Panamá/El nacimiento del turismo en nuestro país, en las primeras décadas del siglo XX, tuvo como principal atracción la construcción del Canal de Panamá. Los primeros grupos de estadounidenses que llegaron como turistas a la ruta de tránsito se registran desde 1907.

Esta es la historia que Patricia Pizzurno desarrolla en un interesante artículo que, bajo el título El turismo y patrimonio en el Panamá Republicano y publicado en la revista Canto Rodado, nos acerca a esos primeros “turistas” que se lanzaban a la aventura sin miramientos para vivir la experiencia de ver con sus propios ojos la construcción de la “octava maravilla del mundo”.

Pizzurno destaca que el acontecimiento que disparó el interés por la monumental obra fue sin duda la llegada a Panamá de Theodore Roosevelt en 1906. Fue el primer presidente de Estados Unidos que viajaba al extranjero y lo hizo para “supervisar personalmente el avance de los trabajos de construcción, además de levantar la moral de los trabajadores”.

Llegó a las costas de Colón el 14 de noviembre y durante tres días, visitó las obras, se reunió con su homólogo el presidente Manuel Amador Guerrero y junto a su esposa Edith, participó de varios eventos sociales con destacadas personalidades del mundo político y social panameño.

El presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt visitó las obras  del Canal de Panamá en noviembre de 1906
El presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt visitó las obras del Canal de Panamá en noviembre de 1906 / ACP/Biblioteca Roberto F. Chiari

Tras su viaje presentó al Congreso un documento en el que dejaba constancia del orgullo que sentía por la grandiosidad de la obra y que Pizzurno considera, “fue el acelerador de la llegada de turistas estadunidenses a Panamá. Un año más tarde, el Canal era la gran atracción turística de los Estados Unidos y se ofrecían paquetes para visitar el Corte Culebra con una estadía en el moderno hotel Tívoli. La afluencia de viajeros fue tal, que la Comisión del Canal Ístmico habilitó un programa especial de trenes”.

Aquí es interesante detenernos para mencionar que hacia 1905 en Panamá solo funcionaba el hotel Central que no podía con la demanda y carecía de las mínimas comodidades necesarias. Es entonces cuando la Comisión del Canal Ístmico autoriza la construcción de un hotel en las faldas del cerro Ancón.

En octubre de 1906 se inauguró la primera ala del hotel Tívoli que al mes siguiente alojaría al presidente Roosevelt, marcando, —de acuerdo con historiadores—, la vida social de la Zona del Canal y adquiriendo renombre entre los panameños por los bailes de los sábados en la noche, además de que era el destino de los políticos nacionales perseguidos en el país”.

Explosiones durante la construcción del Canal de Panamá (Gamboa dyke)
Explosiones durante la construcción del Canal de Panamá (Gamboa dyke) / ACP/ Biblioteca Roberto F. Chiari

El corte culebra: la mayor atracción

 “La maravilla especial del Canal era el Corte Culebra. Era el mayor foco de atención, prescindiendo de todo lo demás que se estaba realizando en Panamá”, escribe David McCullough en su libro Un camino entre dos mares.

Los visitantes estadounidenses desembarcaban en Panamá atraídos sobre todo por los fabulosos relatos del mítico Corte Culebra, que se describía como “la garganta del infierno”.

“Quien no vio el corte culebra durante la obra grandiosa de la excavación —declaraba un escritor— se perdió uno de los espectáculos más grandes de todos los siglos...una vista que en ningún otro tiempo o lugar será otorgado al hombre volver a contemplar”.

Este autor —recientemente fallecido— señala que durante la temporada seca “los turistas acudían por cientos y luego por miles para detenerse y mirar desde puntos elevados cubiertos de hierba a cientos de metros de altura. Se habían dispuestos trenes especiales para que hicieran el servicio desde Colón y desde la ciudad de Panamá, se proporcionaban visitas guiadas y las multitudes no se diferenciaban en nada de las que abundaban los domingos en los paseos marítimos entablados en Atlantic City. Los caballeros llevaban zapatos blancos y sombreros de paja; las damas caminaban sobre la hierba luciendo las faldas que les llegaban hasta los tobillos y llevando pequeñas sombrillas blancas para protegerse del sol”.

Señala que entre las celebridades de la época que visitaron el Canal se destacan Alice Roosevelt Longworth, lord Bryce, el presidente Taft y William Jennings Bryan, entre otros.

Un grupo de visitantes en el Canal de Panamá
Un grupo de visitantes en el Canal de Panamá / ACP/Biblioteca Roberto F. Chiari

Entre 1911 y 1912 el número de visitantes atraídos por el mundialmente famoso Corte Culebra llegó a casi 20 mil.

De alguna manera, venían motivados por la publicación, durante esos años, de una serie de guías turísticas que satisfacían la curiosidad de un público cada vez más ávido de aventuras.

Pizzurno destaca la publicación en 1911 de A trip. Panama Canal (Un viaje. Canal de Panamá) de la editorial Avery & Garrison de Nueva Orleans. En esta, se hace un recorrido fotográfico por casi todos los sitios de interés de la ruta desde Portobelo hasta Panamá, pero además se incluyeron algunos sitios de interés fuera de la zona como la isla de Taboga, Panamá Viejo, el Casco antiguo y parte del interior del país. Además, se colocaron fotografías sobre comercios, hoteles y costumbres y culturas de los panameños.

Una imagen de las páginas internas de la guía de Willis J. Abbot que se encuentra en la Biblioteca Roberto F. Chiari
Una imagen de las páginas internas de la guía de Willis J. Abbot que se encuentra en la Biblioteca Roberto F. Chiari / AAN

Tal y como señala el artículo, a medida que avanzaba la construcción del Canal el turismo aumenta, por lo que las guías tuvieron una evolución hacia publicaciones más completas y con información relevante que incluía diversos aspectos de interés para los visitantes, así como otras áreas del país.

También se publicaron: The Panama Guide (La guía de Panamá) de John O. Collins en 1912 y en 1914, ya casi terminada la obra, Old Panama and Castilla de Oro (Panamá Viejo y Castilla de Oro) de Charles Anderson.

Sin embargo, una de las más conocidas fue la realizada por Willis J. Abbot bajo el título de Panama and the Canal, In pictures and prose (Panamá y el Canal. En fotos y en prosa) en 1914.

 Se trata de un volumen muy completo con información sobre diferentes aspectos de Panamá. Sorprende por su tamaño y peso, además de contener abundantes fotografías de lugares de interés y de la población panameña. Está adornado con coloridas acuarelas que reflejan la exuberante belleza del paisaje panameño.

Deslumbrado por la riqueza histórica de la capital, Abbot se mostró sorprendido por el descuido que presentaban sus monumentos y dejó constancia de su incredulidad al constatar que no existía una sociedad que velara por la conservación de los sitios históricos", señala la historiadora.

Un tiempo después dentro del marco de las actividades que se realizaron para conmemorar el descubrimiento del Mar del Sur tanto en San Francisco, California como en Panamá, aparecieron Panamá en 1915 dirigida por Juan Demóstenes Arosemena y luego en 1917 el conocido Libro Azul de William Scoullar, que es una guía con información muy detallada sobre el comercio, la economía, historia, lugares de interés y sobre todo reseñas biográficas de destacados personajes de la sociedad panameña.

Vista del Corte Culebra donde visitantes observan las labores de construcción
Vista del Corte Culebra donde visitantes observan las labores de construcción / ACP/ Biblioteca Roberto F. Chiari

Historia compartida

El interés por Panamá mostrado a través del turismo, una vez concluidos los trabajos de construcción e inaugurado el Canal no disminuyó, por el contrario, se extendió a otras regiones y actividades del país.

Los visitantes, que seguían llegando a montones, querían conocer nuestra historia, ruinas, iglesias y conventos, así como la diversidad cultural de los panameños.

Todo este turismo fortaleció la épica de la construcción del Canal colocando a los estadounidenses como “destinados a domar a la naturaleza tropical contra toda dificultad”.

Grupo de turistas durante la construcción del Canal
Grupo de turistas durante la construcción del Canal / ACP/ Biblioteca Roberto F. Chiari

Por otra parte, este interés motivó al gobierno panameño a establecer medidas que buscaban salvaguardar el patrimonio. Entre ellas la ley que declaraba Panamá Viejo como “monumento público digno de conservarse”, así como la de protección de las Basílica de Natá y de conservación de los castillos de Portobelo, la prohibición de realizar excavaciones arqueológicas sin autorización, entre otras que se convertirían en el antecedente a las políticas públicas que protegen nuestro patrimonio cultural.

Estos hechos forman parte de esa memoria compartida con los Estados Unidos y los demás pueblos que vinieron para la construcción del Canal de Panamá.

Mañana lunes 15 de agosto se conmemoran los 108 años de la inauguración oficial del Canal en 1914, coincidiendo con la celebración de los 503 años de la fundación de nuestra ciudad.

Se trata de una excelente oportunidad para preguntarnos ¿qué papel juega la ruta en la construcción de nuestra identidad nacional?

Como decía Eduardo Tejeira Davis, “la tarea de los próximos años será continuar reconstruyendo la historia del área canalera para el beneficio del público panameño, lo cual requerirá continuar el estudio e interpretación a fondo de las fuentes primarias”.

Solo conociendo nuestro pasado podremos entender mejor el presente.

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Turistas viendo las esclusas
Turistas viendo las esclusas / ACP/ Biblioteca Roberto R. Chiari
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