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Ciudad de Panamá, Panamá/La ciudad paga hoy el precio del descuido de décadas: un megaproyecto busca rescatar la bahía de Panamá mientras vecinos enfrentan obras, ruido y caos vial.
En las décadas de 1920 a 1950, bañarse en las aguas del Pacífico frente a la ciudad de Panamá era parte de la vida urbana. Playas como la Playita del Diablo, Santo Domingo o La Peña Prieta eran visitadas por familias enteras. Hoy, pocos recuerdan esos días. El crecimiento urbano desordenado convirtió a la bahía de Panamá en uno de los ecosistemas marinos más contaminados de la región, con un 60% de sus aguas degradadas.
Ante esta realidad, el Programa de Saneamiento de Panamá busca revertir ese daño ambiental, con una ambiciosa infraestructura que ya procesa 270 millones de litros de aguas residuales al día —equivalente a llenar 190 piscinas olímpicas— provenientes de 236 barrios de la capital. La planta de tratamiento ubicada en Juan Díaz es hoy el corazón de este esfuerzo.
Pero uno de los puntos más críticos del sistema es el río Matasnillo, donde las aguas residuales siguen siendo vertidas sin tratamiento. Para cambiar esta realidad, se construye la colectora Matasnillo, una red subterránea de 8 kilómetros que conectará varias zonas de la ciudad con la planta de Juan Díaz.
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Los trabajos de excavación, que iniciaron con estudios desde 2016, ya están en marcha en 37 puntos del trazado. Desde Los Libertadores hasta la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía, pasando por zonas como El Ingenio, Hato Pintado, Vista Hermosa, Vía Brasil, Fernández de Córdoba y Obarrio, la tuneladora "Cheli" avanza 9 metros por día para perforar el subsuelo panameño.
Esta obra, sin embargo, tiene su costo en la superficie. El tránsito reducido, el ruido y los cierres parciales han alterado la vida de miles de residentes y comerciantes.
“Reducir los carriles de tres a uno ha causado de tres a cinco colisiones menores por día”, asegura Francisco Tavares, afectado en vía Porras.
En vía Fernández de Córdoba, Alexis Guevara, dueño de un taller mecánico, lamenta la pérdida de clientes, aunque confía en que estos trabajos traerán salud a la ciudad.
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En Obarrio, Alina Hernández lleva este tiempo soportando el ruido de las obras frente a su apartamento. No es fácil descansar con trabajos las 24 horas del día, dice, aunque se muestra dispuesta a adaptarse dos años más por el bien común.
La ingeniera María Fernanda de Mendoza, coordinadora general del Programa de Saneamiento de Panamá, explica que la tuneladora trabaja de forma subterránea, con mínima afectación superficial. “Cheli” avanza lentamente, pero con precisión, mientras cuadrillas instalan anillos de concreto que formarán los túneles colectores.
Actualmente, 14 puntos están intervenidos para los pozos de ataque de la tuneladora y el proyecto genera 250 empleos, con un 90% de mano de obra panameña. La inversión supera los 71 millones de dólares, y la finalización está prevista para el año 2027.
La bahía de Panamá ha recibido por décadas aguas servidas sin tratamiento desde ríos como el Tapia, Juan Díaz, Río Abajo, Matías Hernández y el propio Matasnillo. El proyecto de colectoras no solo es técnico; representa una reparación histórica con la naturaleza y con los ciudadanos que hoy pagan, con paciencia, el precio de recuperar lo perdido.