Estos son los síndromes en los que han evolucionado las secuelas causadas por la COVID-19

Se ha demostrado que la COVID-19 produce secuelas en diferentes sistemas orgánicos. Los científicos continúan estudiando los casos de forma dinámica, dado que una característica muy particular del virus es su constante cambio, lo que impone un reto a la comunidad científica que continúa investigando este gran problema de salud mundial.

Al igual que el virus, las secuelas que este deja en la mayoría de los sobrevivientes han evolucionado y muchas de ellas se han convertido en síndromes que conocerán a continuación y que fueron expuestos durante una jornada científica realizada recientemente por el Hospital Paitilla.

Síndrome de Estrés Post Traumático (PTSD)., según Leopoldo Pozuelo, especialista en Medicina Interna y Psiquiatría de Cleveland Clinic, esta secuela psicológica se refleja frecuentemente en los pacientes que han estado en la unidad de cuidados intensivos.

El experto recomendó a quienes estén presentando este síndrome practicar la resiliencia y tratarlo a través de la telemedicina, que se ha constituido en una nueva manera de abordar esta situación.

Pozuelo advirtió que, tanto esta como otras afectaciones psicológicas deben atenderse y tratarse con la misma prioridad que una dolencia física y que el entorno del paciente sea un ambiente de tranquilidad, seguridad y esperanza, buena nutrición y actividad física.

Afectaciones neurológicas

El doctor Joao Gomes, del Centro Cerebrovascular de Cleveland Clinic considera que además de las secuelas producidas por el virus, algunos medicamentos y la falta de oxígeno producto de las fallas respiratorias, han afectado a pacientes alrededor del mundo, al igual que otras complicaciones por haber padecido un contagio crítico severo.

Lo más común durante la enfermedad y luego de la recuperación han sido los dolores de cabeza, fatiga o cansancio, pérdida del sentido del olfato y del gusto, mareos o vértigo, trastornos del sueño y procesos cognitivos, isquemias o derrames cerebrales, desórdenes psiquiátricos, encefalitis, delirio, entre otros.

Además, dijo Gomes se han notado afectaciones en el sistema nervioso periférico como el Síndrome de Guillain-Barré, que es un trastorno poco frecuente en el cual el propio sistema inmunitario de una persona daña sus neuronas, causa debilidad muscular y a veces parálisis.

Gomes indicó que en los estudios realizados un 80% de pacientes recuperados han manifestado algún síntoma neurológico o psiquiátrico y se ha determinado que a pesar de que las mujeres manifiesten mayormente los síntomas, son los hombres quienes han fallecido en mayor número a causa de secuelas neurológicas de la enfermedad.

Síndrome de Covid Crónico o Covid a Largo Plazo: Se ha definido para amparar a los pacientes que mucho tiempo después de su recuperación se quejan aún de síntomas relacionados por el virus.

Este síndrome, según Gomes, se estima será detectado en millones de personas y no existe aún una prueba diagnóstica certera ni un tratamiento para el mismo.

En cuanto a las secuelas respiratorias del COVID-19, contamos con la participación del Doctor

Síndrome Agudo Post-COVID: De acuerdo con James Mojica, Neumólogo del Massachusetts General Hospital, esta es una secuela respiratoria que involucra mantener los síntomas de forma persistente, complicaciones temporales o permanentes más allá después de las 4 semanas de la recuperación.

Mojica citó el caso de un paciente masculino de 56 años asmático, el cual progresó muy favorablemente durante su hospitalización, sin embargo, regresó al cuarto de urgencias cinco semanas después con dificultad para respirar, sin fiebre ni dolores, pero muy baja saturación de oxígeno.

El especialista detalló que el grupo de síntomas que abarca este síndrome involucra diferentes órganos, pudiendo ser leves o severos y puede presentarse aún en pacientes que hayan sido asintomáticos luego del contagio.

Otra clasificación del síndrome considera el tiempo que puede ser subagudo (menos de 12 semanas de duración) o crónico (más de 12 semanas). Las secuelas respiratorias en este síndrome son: disfunción en la laringe, estenosis en la tráquea, hipoxemia y funciones pulmonares reducidas.

El paciente recuperado de COVID-19 debe estar atento a señales como tos, falta de aire, disminución en su capacidad de realizar actividades físicas y acudir al médico en caso de presentarse alguna.

Síndrome de Choque Tóxico y Síndrome de Enfermedad Inflamatoria Multisistémica

Los niños y adolescentes no escapan de la pandemia del COVID-19, aunque en un inicio se pensaba que no les afectaba, también pueden reflejar secuelas de la enfermedad.

El doctor Moisés Auron, pediatra de Cleveland Clinic, explicó que en abril de 2020 cuando surgían los primeros casos de niños que padecieron COVID y unas cuatro semanas después, se presentaron síntomas similares a la Enfermedad de Kawasaki y el Síndrome de Choque Tóxico, reflejándose en los laboratorios una inflamación sistémica severa definiéndose como Síndrome de Enfermedad Inflamatoria Multisistémica en Niño asociado con el COVID-19.

Este síndrome se presenta con mayor frecuencia en niños varones mayores de 7 años, con síntomas como fiebre mayor de 38°C, erupciones cutáneas y síntomas respiratorios. Se ha comprobado en estudios de laboratorio que la inflamación que ocasiona este padecimiento, requiere hospitalización ya que el proceso inflamatorio afecta todo el sistema.

De acuerdo con los estudios, más de la mitad de los niños que han padecido COVID-19 presentarán síntomas persistentes de 2 a 4 meses después de su recuperación.

Estos pueden ser insomnio, síntomas respiratorios, congestión nasal, cansancio, dolor de cabeza, entre otros.

En conclusión no solo el padecer del contagioso virus sino e. enfrentar la misma situación de la pandemia ha originado en la población secuelas psicológicas como reacciones de angustia que acarrean la seguridad disminuida, dolores de cabeza, musculares y sensación de aislamiento.

Adicional, la emergencia sanitaria mundial ha incidido en el abuso de algunos ciudadanos sobre el consumo del alcohol y ha incrementado los conflictos interpersonales y generado mayores índices de violencia.

Esto es producto en muchos casos de la restricción de actividades y el desbalance entre las diferentes áreas de desenvolvimiento de la persona - hogar, escuela y trabajo.