Tsipras venderá último intento de acuerdo a partido reacio

ALEXIS TSIPRAS AP
Alexis Tsipras. / AP
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10 de julio 2015 - 05:31

El primer ministro de izquierdas de Grecia, Alexis Tsipras, buscará el apoyo de su partido para un nuevo y duro paquete de medidas de austeridad el viernes con el que mantener al país en el euro — menos de una semana después de pedir a los griegos que rechazasen recortes más suaves en un referendo.

Ministros del gobierno firmaron las nuevas medidas — que podrían ampliar la recesión tras seis años de doloroso declive — que incluyen recortes en pensiones y subidas de impuestos.

Las propuestas fueron enviadas a los acreedores para su aprobación en las reuniones de urgencia que mantendrán durante el fin de semana líderes de la Unión Europea y ministros de Finanzas de la eurozona. El nuevo plan de rescate propuesto, por importe de casi 60.000 millones de dólares, sería el tercero de Grecia desde que perdió el acceso a los mercados para financiarse en 2010.

Pero en un procedimiento inusual, Tsipras buscará primero la autorización del parlamento para negociar con los acreedores del país en base a las propuestas que someterán a votación el viernes. Básicamente está pidiendo a su formación Syriza que dé el visto bueno a un giro de 180 grados en su posición, a pesar de que más del 60% del electorado se opuso a más medidas de austeridad en la consulta del 5 de julio.

Tsipras se reunió con los legisladores de su coalición para discutir las propuestas el viernes por la mañana, antes del debate parlamentario.

La coalición de gobierno tiene 162 escaños de los 300 del parlamento y cuenta con una promesa de apoyos de gran parte de los legisladores de la oposición. Pero no conseguir el respaldo de sus propios representantes podría suponer el fin de la alianza.

Las propuestas de Atenas serán discutidas por los ministros de Finanzas de la eurozona el sábado, antes de la cumbre que los 28 líderes de la UE celebrarán el domingo.

"Mi sensación es que se firmará el acuerdo", dijo el nuevo ministro de Finanzas griego, Dimitris Mardas, a su llegada al parlamento. Cree, agregó, que tanto el partido como la cámara respaldarán la propuesta "y tendremos un acuerdo, esa es mi sensación, el domingo por la noche".

Mientras Atenas se acerca a la firma de un pacto para asegurar la permanencia de Grecia en la moneda única, algunos ciudadanos prefieren esperar y ver qué ocurre.

"No sé. Las probabilidades están al 50%" para un acuerdo, dijo Omiros Fotiadis, residente en Atenas. Hay muchas cosas a tener en cuenta, agregó. "Una de ellas sería si todos los países europeos aceptarán el acuerdo, además de las instituciones, y la otra es si el acuerdo (...) será aceptado internamente".

Pero otros estaban furiosos por los importantes recortes en el gasto propuestos desde Atenas.

"Si esto es Europa, entonces no queremos esta Europa", dijo Arístides Dimoupulos, un profesor de mercadeo en Atenas. "Si esto es la eurozona, no nos importa si salimos de ella o no. Si en esta vida vamos a ser esclavos, es mejor estar muerto".

Las negociaciones llegan mientras Grecia mantiene el control de capitales, con bancos cerrados desde finales del mes pasado y retiradas de efectivo limitadas a 60 euros (67 dólares) al día. Aunque las tarjetas de crédito y débito funcionan sin problemas en el país, muchos negocios se niegan a aceptarlas y solo admiten pagos en efectivo. Todas las transferencias de dinero al extranjero, incluyendo el pago de facturas, necesitan un permiso oficial de un comité del Ministerio de Finanzas.

Mardas dijo que los bancos volverán a operar gradualmente. Seguirán cerrados hasta el lunes, momento en el que se emitirá una nueva orden sobre el tipo de operaciones que pueden realizarse.

Tsipras podría tener ante sí una dura batalla para convencer a los más radicales de su partido de que respalden su propuesta.

Antes de que se ultimasen las propuestas el jueves por la noche, un destacado disidente, el ministro de Energía Panagiotis Lafazanis, instó a Atenas a no firmar un tercer rescate.

"Las opciones que tenemos son duras (...) pero la peor, la elección más humillante e insoportable es un acuerdo que rendirá, saqueará y subyugará a nuestro pueblo y a este país", dijo en una conferencia empresarial.

Grecia votó "no" en el referendo de la semana pasada, agregó, "y eso no debería convertirse a un humillante 'sí'''.

Los manifestantes que respaldaron el "sí" en la consulta regresaron a las calles el jueves, con varios miles de personas congregándose en el exterior del parlamento.

Se esperan más manifestaciones, a favor y en contra del gobierno, en el centro de Atenas el viernes.

Syriza se había resistido a un acuerdo que implicase nuevos préstamos a cambio de austeridad, argumentando que el país está demasiado débil para soportarlos. Un cuarto de la población griega está desempleada y cada vez más gente vive en la pobreza.

Atenas finalmente remitió sus propuestas a última hora del jueves, justo antes del final del plazo dado por sus acreedores de la eurozona — obligada a hacer más concesiones tras el impago al Fondo Monetario Internacional y tras verse forzada a cerrar sus bancos para evitar su colapso.

A cambio del nuevo paquete, el gobierno dijo que espera una quita en su deuda — una noción que va ganando terreno a nivel internacional a pesar de la reticencia de Alemania.

"La propuesta realista de Grecia tendrá que ir acompañada de una propuesta igual de realista de los acreedores sobre la sostenibilidad de la deuda. Solo entonces tendremos una situación en la que todos ganan", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo también el jueves que la posibilidad de algún tipo de alivio en la deuda griega se discutiría en los próximos días.

Pero en una llamada de atención, agregó: "El margen de maniobra a través de una restructuración de la deuda es muy pequeño

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