Escándalo global por peluche de IA que habló de sexo, cuchillos y se volvió una amenaza

“Kumma” encendió alarmas globales por respuestas inadecuadas y riesgos domésticos.

El oso de peluche con IA llegó al público como un dispositivo tierno / AFP

La industria de los juguetes inteligentes enfrenta su primera gran crisis internacional tras la retirada del mercado de “Kumma”, un oso de peluche con inteligencia artificial que llegó al público como un dispositivo tierno, interactivo y educativo, pero que terminó generando advertencias severas por comportamientos altamente inapropiados.

El caso, revelado por investigadores del Fondo Educativo PIRG en Estados Unidos, expuso fallas profundas en los sistemas de seguridad y encendió alarmas sobre un sector prácticamente sin regulación.

Kumma”, comercializado por la empresa singapurense FoloToy por US$ 99, se promocionaba como un peluche capaz de mantener conversaciones, narrar historias y adaptarse a la personalidad del usuario gracias al sistema GPT-4o de OpenAI. En su sitio oficial, la compañía describía el producto así: “Kumma, nuestro adorable oso, combina inteligencia artificial avanzada con funciones interactivas y amigables, convirtiéndolo en el amigo perfecto tanto para niños como para adultos”.

La página también destacaba que el juguete ofrecía desde “conversaciones animadas hasta cuentos educativos” y que podía “adaptarse a tu personalidad y necesidades, aportando calidez, diversión y un toque de curiosidad a tu día”. Hoy, la web lo muestra como agotado tras la polémica.

Sin embargo, detrás de esta fachada de innovación, investigadores detectaron comportamientos que no solo eran inapropiados, sino peligrosos.

El informe de PIRG, publicado el 13 de noviembre, documentó que el peluche respondía sin filtros adecuados a temas extremadamente sensibles. En sus pruebas, los especialistas recibieron indicaciones del juguete sobre “lugares donde encontrar cuchillos dentro del hogar”, además de iniciar conversaciones o continuar diálogos de carácter sexual.

Uno de los fragmentos más llamativos del reporte señalaba: “Nos sorprendió la rapidez con la que Kumma tomaba un tema sexual que introdujimos en la conversación y lo desarrollaba, aumentando simultáneamente los detalles gráficos e introduciendo nuevos conceptos sexuales por su cuenta”.

Pero el comportamiento escaló aún más. PIRG detalló que el juguete: “abordó temas sexuales aún más explícitos con gran detalle, como explicar diferentes posturas sexuales, dar instrucciones paso a paso sobre un nudo básico para atar a una pareja y describir dinámicas de juegos de rol entre profesores y alumnos, y padres e hijos; escenarios que, de forma perturbadora, él mismo planteaba”.

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Aunque los analistas reconocen que es improbable que un menor utilice términos como “perversión” o haga preguntas complejas sobre sexualidad, sí remarcaron que: “sorprendió que el juguete estuviera tan dispuesto a hablar extensamente sobre estos temas e introducir continuamente conceptos nuevos y explícitos”.

Ante las revelaciones, el CEO de la empresa, Larry Wang, confirmó a CNN que FoloToy no solo retiró “Kumma” del mercado, sino que suspendió toda su línea de juguetes con inteligencia artificial. Además, señaló que la compañía inició una auditoría interna para revisar los protocolos de seguridad del producto.

Wang indicó que la decisión se tomó tras conocer las fallas reportadas y buscar soluciones que evitaran riesgos futuros.

El 14 de noviembre, PIRG emitió un comunicado adicional informando que OpenAI les notificó que había: “suspendido a este desarrollador por infringir” sus políticas.

Para R.J. Cross, coautora del informe y una de las voces más activas en el tema, la retirada del producto es apenas un primer paso. Celebró la reacción de las compañías, pero enfatizó: “Es estupendo ver que estas empresas toman medidas ante los problemas que hemos identificado. Sin embargo, los juguetes con IA siguen estando prácticamente sin regular, y todavía hay muchos que se pueden comprar hoy en día”.

La investigadora también advirtió: “retirar un producto problemático del mercado es un buen paso, pero dista mucho de ser una solución sistémica”.

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