Ver maratones de series daña la memoria y limita la plasticidad cerebral, advierten expertos

Las plataformas de streaming han revolucionado el entretenimiento, pero también están dejando huella en la salud mental y cognitiva de los usuarios.

Una pareja disfruta de una serie de televisión / Pexels

El llamado binge watching o atracón de series se ha convertido en una práctica habitual que, según investigadores, afecta directamente la memoria, la atención y la capacidad de aprendizaje.

De acuerdo con la profesora Elena Neira, especialista en comunicación audiovisual y distribución de contenidos en plataformas de streaming en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), ver temporadas completas en pocas horas genera lo que se conoce como “memoria de pez”. Es decir, la dificultad de recordar lo visto anteriormente cuando llega una nueva entrega.

“Ver muchos capítulos de golpe influye sobre dos procesos básicos sobre los que se construyen nuestros recuerdos”, explicó Neira. “Los estrenos en bloque incitan al consumo en maratón, pero debilitan las conexiones en la memoria y hacen que sea mucho más fácil olvidarlas”.

La académica señala que, a diferencia del modelo tradicional de ver un capítulo semanal, los maratones anulan la oportunidad de reflexionar, comentar o leer sobre la trama, actividades que consolidan la memoria a largo plazo.

El neuropsicólogo Juan Luis García Fernández, profesor de Estudios de Ciencias de la Salud, coincidió en que la clave no está en la memoria en sí, sino en la sobrecarga cognitiva: “Estamos saturando el cerebro con demasiada información, sin darle tiempo a procesarla bien. Para que algo se quede en la memoria a largo plazo necesitamos prestarle atención, entenderlo, relacionarlo con nuestra vida y vincularlo con aspectos emocionales”, señaló.

Cuando los usuarios ven episodios de manera consecutiva, la información no se procesa de forma profunda, no se consolida en la memoria y, en consecuencia, se olvida con rapidez.

Un estudio de la Universidad de Melbourne (2017) respaldó esta conclusión: quienes veían un episodio al día o por semana recordaban mucho más que aquellos que optaban por un maratón.

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Más allá del impacto en la memoria, los especialistas advierten que las plataformas han creado un nuevo perfil de espectador: activo en el consumo, pero pasivo en la elección.

Los algoritmos recomiendan constantemente títulos similares, generando el llamado efecto túnel. “Al final, vemos siempre lo mismo o muy parecido, lo que limita nuestra exposición a contenidos diversos”, explicó García.

Este fenómeno, según el experto, tiene un impacto en la plasticidad cerebral. La mente se adapta menos a nuevos aprendizajes cuando todo lo que consumimos es predecible. Por el contrario, explorar géneros y temáticas distintas estimula las regiones del cerebro asociadas al pensamiento crítico y fortalece la reserva cognitiva.

Las plataformas también explotan los mecanismos de placer del cerebro. La simple exposición a portadas llamativas o estrenos destacados activa la dopamina, sustancia vinculada a la motivación. Esto hace que el espectador repita patrones de consumo y se quede atrapado en la misma dinámica de elección reducida.

“Es como si el cerebro se acostumbrara a no decidir, sino a elegir lo que el algoritmo le pone delante”, advirtió García.

Tanto Neira como García recomiendan adoptar hábitos de consumo más conscientes:

En conclusión, ver series de manera compulsiva puede parecer inofensivo, pero los estudios demuestran que afecta la memoria, empobrece la experiencia y limita el potencial del cerebro. Recuperar un ritmo más pausado y crítico no solo mejora la salud cognitiva, sino que también devuelve el verdadero placer de disfrutar de una buena historia.

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