La Habana y sus melancolías

Teatro Alicia Alonso, hogar del gran Ballet Nacional de Cuba
Teatro Alicia Alonso, hogar del gran Ballet Nacional de Cuba / Instagram: @IsaiasCedeno

La Habana, Cuba/La mirada perdida de Micaela es una de las tantas fotografías que no logro sacar de mi mente. La conocí en el legendario Café Hanoi de la Vieja Habana. Era mi última tarde en Cuba. Ella cantaba un bolero, de esos que aunque no te sabes la letra, lo disfrutas como si hubieras nacido escuchando esa melodía. Estaba embarazada, por el tamaño de la panza y el hinchor de sus pies podría tener, quizá, seis o siete meses. Se notaba cansada. La delató su mirada, porque su voz estaba tan viva como la criatura que tenía dentro de sí.

more

La Habana está llena de melancolías. En cada esquina hay historias de intentos y fracasos, pero también de incansables esperanzas y eternos sueños de libertad. Los boleros de Micaela, que jamás los había escuchado me eran familiar. Seguramente porque al final de los cuatro días que pasé en la isla, el sentir cubano se me quedó en la piel.

Este viaje fue delirio y pasión. Cuba me recibió de noche. Su aeropuerto viejo y vacío es más moderno de lo que cuentan los viajeros, que llegan hasta este país en busca de comprobar cómo el tiempo se detuvo en medio de caribe.

El malecón de La Habana se llena de vida cada tarde, con la puesta de sol.
El malecón de La Habana se llena de vida cada tarde, con la puesta de sol. / Instagram: @IsaiasCedeno

Todos son amables. Están dispuestos a colaborar. Lo hacen por voluntad propia y por deseos de divisas. En Cuba hay dos monedas: una para los visitantes y otra (que vale muy poco) para los locales.

El taxi que me llevó a la casa de Clarita, mi anfitriona, era viejo; como los que aparecen en las postales de Cuba, que recorren el mundo. El trayecto del aeropuerto hasta la calle Campanario y Lealtad fue una antología de los tiempos de bonanza y épocas de revolución. Sus calles son amplias, con monumentos de héroes nacionales en cada ciertos kilómetros. Están bien señalizadas. Se nota la influencia española, pero lo más impresionante es lo contradictorio del lujo del art déco de los edificios con el olvido que cargan a cuestas.

Embajada de Los Estados Unidos de América en Cuba.
Embajada de Los Estados Unidos de América en Cuba. / Instagram: @IsaiasCedeno

Los aires de fuga

En toda La Habana se respira revolución. El Che, Fidel y Camilo Cienfuegos están en varios muros de la ciudad. Son el recuerdo permanente de una batalla que dice haber dado tregua. En medio del gran Malecón, camino hacia Vedado, y mirando hacia La Florida está la bandera que por años fue enemiga. Ondea en medio de una cerca, en su propia embajada. Pareciera que lo hace con cuidado y respeto, no siempre dejándose llevar por el viento. Está atenta a cualquier revés.

Ya se habla abiertamente de los Estados Unidos, pero es contra reloj. Las ganas de abandonar la isla están permanentes en todos. También se habla de Panamá, pero lo hacen luego de varios minutos, cuando descubren que pueden confiar en ti.

Caminar por el centro de La Habana es como están en un museo viviente.
Caminar por el centro de La Habana es como están en un museo viviente. / Instagram: @IsaiasCedeno

Lo hacen pensando en la ruta de escape. Los relatos de los muertos en la selva del Darién han llegado hasta los televisores, que de manera clandestina logran sintonizar canales extranjeros.

En una de las esquinas del Palacio de Los Marqueses de Aguas Claras, en la plaza de la catedral de La Habana me topé con una mujer de la guardia cubana. Por mi acento descubrió que venía de Panamá. Estaba muy interesada por saber qué ruta tomaban los cubanos que pasaban por mi país. Ante tantas preguntas le confesé ser periodista, luego de un ratos de silencio incómodo ella me pagó con otra confesión: su vecino desde hace una semanas había partido hacía el Darién y ella se preparaba para vender su casa y huir hacia los Estados Unidos como los más de 660 mil que lo han hecho desde 1994 en el famoso “Crisis de Los Balseros”.

Los protagonistas de la revolución son pieza vital para el diario de La Habana.
Los protagonistas de la revolución son pieza vital para el diario de La Habana. / Instagram: @IsaiasCedeno

Las contradicciones y un tabaco

Es cierto que en la isla se ha detenido el tiempo. Carretas tiradas por caballos recorren la ciudad con la continuidad propia de aquellos que nunca han abandonado sus costumbres. A su lado, por carriles exclusivos, viejos autos de los años cincuenta atraen a los turistas que a costos elevados pasean por el centro histórico, mientras otros -como yo- prefieren caminar por sus calles empedradas y dejarse perder en La Habana Vieja.

El capitolio, en su eterna restauración, no deja de ser imponente, es una réplica del capitolio de Washington: y aquí una de las tantas contradicciones de Cuba.

El teatro Anita Alonso es una verdadera joya arquitectónica. Quizá la edificación, junto con el Hotel Nacional, son las más icónicas de la isla. Ofrece visitas guiadas, aunque es mejor conocerlo por la noche, en medio de una función del gran ballet nacional.

Perderse en las calles de La Habana es caminar entre el lujo de pocos y la  pobreza de muchos.
Perderse en las calles de La Habana es caminar entre el lujo de pocos y la pobreza de muchos. / Instagram: @IsaiasCedeno

En este viaje no visité los famosos Cabaret, porque quería sentirme obligado a regresar. Fue testigo de una vida gay que asombra. El parque Fraternidad, por las noches se convierte en un escaparate liberal. Travestis y mujeres trans se reúnen aquí para charlar, fumar y coquetear.

Mi visita coincidió con la fiestas de la cooperativa de tabaco. Para festejarla, durante tres días los precios de los habanos bajan y se hacen accesibles a los locales, quienes la mayoría de las veces tienen que conformarse con los que no superan los estándares de calidad. En el palacio de las artesanías me aventure en disfrutar uno. Lo acompañé con un Cuba Libre y en el fondo las melodías de una orquesta de soneros.

Viajé a playas del Este. Lo hice a bajo costo en unos buses turísticos que por poco dinero te permite hacer un circuito de playas y ruinas históricas durante todo el día.

Dejé Cuba como llegué, con el sol aún escondido, como si huyera. La viví completa. Sentí a su gente y hasta desafié mi futuro con las cartas y los caracoles. Es una ciudad auténtica, con contradicciones, pero muy auténtica.

La gran Plaza de La Revolución y las memorias de Martí.
La gran Plaza de La Revolución y las memorias de Martí. / Instagram: @IsaiasCedeno
Si te lo perdiste
Lo último
stats