La subrepticia manera en la que los corruptos se quedan con nuestra quincena

Tener dinero en la billetera
La corrupción le mete mano a nuestra cartera todos los 15 y 30 de cada mes.

A diario escuchamos decir en los medios de comunicación que la corrupción está enquistada en la clase política panameña, sin embargo yo voy más allá y creo que el mal del envilecimiento ha penetrado la sociedad en la que vivimos. En síntesis nadie está a salvo.

Es corrupto, quien comete el acto y también quien lo apadrina. En las calles y en los campos panameños es común escuchar: “Aquí no va pasar nada”, “roban, pero por lo menos hacen algo” y “para que quejarse, si entre ellos mismos se protegen”.

Expresiones de un país que como dije al principio de este blog, son el ejemplo más claro de que la corrupción está en la psique del panameño y parece tomarla con mucha tranquilidad y lo peor con una mentalidad de poco me importa.

Recientemente conversaba con una persona que me decía: “ese tema de la corrupción, no es asunto mío. Yo tengo que salir a trabajar todos los días para ganarme la vida y al final (…) Nunca pasa nada”. Esa reflexión me puso ante la siguiente pregunta: ¿Realmente no me afecta la corrupción, como ciudadano común de este país?

Panamá es un nación con un amplio crecimiento económico, pero limitado por una pésima distribución de la riqueza; sin embargo el que unos cuantos se queden con la fortuna nacional no es el mayor problema, sino la corrupción.

El Estado panameño está diseñado a mi criterio para sacarnos plata de a poquito sin que nos demos cuenta y ese dinero que debería revertir en obras tangibles o intangibles para nuestro beneficio, nunca lo vemos.

Les pongo el siguiente ejemplo: Cuando todos los 15 y 30 recibimos nuestra quincena tenemos descuentos obligatorios de seguro social, seguro educativo y algunas personas de impuesto sobre la renta. Además de eso con nuestra platita de la quincena hacemos compras, pagamos deudas de hipoteca, préstamos personales, tarjetas de crédito y préstamos de autos, entre otras.

Cada una de esas cosas que pagamos, a su vez deben pagarle tributo al fisco panameño, dinero que muchas veces no es bien utilizado y que termina en los bolsillos de unos cuantos sinvergüenzas que se lo roban.

He aquí la manera oculta en la que los corruptos se roban parte de nuestra quincena que muchas veces no nos alcanza, porque pagamos una escuela privada a nuestro hijo y pagamos clínica privada en caso de enfermarnos.

Somos unos soberanos congos que pagamos impuestos por educación y salud, sin embargo no lo recibimos, porque las instituciones encargadas de hacerlo son ineficientes y están secuestradas por mafias corruptas.

La clase política panameña que no conoce el significado de la palabra vergüenza, para hacer ver que están haciendo algo por el pueblo, aparecen con el clientelismo y nos regalan bolsas de comida, subsidios y otras nimiedades.

Los expertos en meterle la mano a nuestra quincena son los 71 nada honorables diputados a quienes les pagamos por no trabajar y además con nuestra plata hacen ver que nos están haciendo un favor con obras sociales, cuando en verdad ese trabajo no les corresponde, pero lo hacen, no porque le importe el pueblo, sino porque la verdadera rebusca está ahí.

La clase política todos los 15 y 30 nos roba. Solo que ellos no van con un arma en mano y nos meten la mano en la cartera. Lo hacen de otra forma, que anteriormente les explique, y que lo seguirán haciendo, sino despertamos y le exigimos que nos respeten como sociedad.

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