El Comisionado de ACNUR visita Bangladesh para calibrar el alcance de la crisis rohinyá
El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, visitó hoy el sureste de Bangladesh para calibrar el alcance de la crisis de refugiados rohinyás huidos de Birmania (Myanmar) desde el pasado 25 de agosto: casi 430.000.
Durante el viaje al distrito de Cox's Bazar, a donde se han desplazado gran parte de los rohinyás huidos, el titular de ACNUR busca "comprender de primera mano la magnitud de la crisis de refugiados", informó la ONU en un comunicado.
Además, Naciones Unidas añadió que durante la visita a la región Grandi buscará también "reunirse con refugiados y ver el continuo incremento de la respuesta de ACNUR para apoyar a Bangladesh".
El alto comisionado de la ONU colgó en su cuenta oficial de Twitter varias fotografías en un campo de refugiados, en el que se mostraba con niños y madres en el interior de una precaria escuela o viendo a varios pequeños bañarse en las turbias aguas de un río.
"Niños refugiados rohinyá nadan en un precario campamento en Bangladesh: pregunté a sus madres qué necesitaban. 'De todo', me respondieron", escribió Grandi en la red social.
En otro mensaje, el titular de ACNUR sentenció: "De las cicatrices que portan los rohinyás, las más difíciles de curar serán aquellas que la violencia ha causado en sus mentes y corazones".
La ONU estimó ayer que la crisis de refugiados en Bangladesh puede requerir una petición de fondos de alrededor de 200 millones de dólares para atender a 1,2 millones de personas, entre ellas los casi 430.000 rohinyás llegados durante las últimas semanas.
El inicio del éxodo de los rohinyás comenzó el pasado 25 de agosto, cuando se produjo un ataque por parte de un grupo insurgente de esta minoría musulmana contra puestos policiales y militares birmanos.
En respuesta, el Ejército lanzó una campaña militar que ha sido tildada por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos como "limpieza étnica de manual".
Organizaciones no gubernamentales han denunciado violaciones de los derechos humanos y la comunidad internacional ha aumentado la presión sobre el Gobierno birmano por una operación en la que, según testigos, los militares han atacado a la población civil y han incendiado pueblos enteros.