Theresa May se convierte en la nueva primera ministra británica

May toma las riendas del Reino Unido con el desafío de implementar el "Brexit".

La nueva primera ministra británica, Theresa May (i), y su marido Philip (d), saludan a los medios a su llegada al número 10 de Downing Street en Londres
La nueva primera ministra británica, Theresa May (i), y su marido Philip (d), saludan a los medios a su llegada al número 10 de Downing Street en Londres / Foto/EFE
Afp
13 de julio 2016 - 14:46

Theresa May se convirtió este miércoles en la nueva primera ministra británica tras recibir el encargo de la reina Isabel II de formar un gobierno que tendrá la difícil tarea de implementar el Brexit.

May se convierte así en la segunda mujer de la historia en dirigir el gobierno británico, tres semanas después del voto de los británicos para salir de la UE.

La exministra del Interior, de 59 años, sucede a David Cameron, que presentó su renuncia a la reina en el palacio de Buckingham.

A su llegada a la residencia oficial de Downing Street, May prometió que el Reino Unido tendrá un nuevo papel "audaz y positivo" fuera de la UE.

"Tras el referéndum nos enfrentamos a un momento que es un gran desafío a nivel nacional. Y yo sé que porque somos Gran Bretaña vamos a estar a la altura", declaró.

Reputada por su temperamento combativo y su carácter trabajador, May, hereda un Reino Unido en el que reina la incertidumbre sobre su futuro.

Una de sus primeras decisiones fue nombra a Philip Hammond como ministro de Finanzas, en reemplazo de George Osborne.

Los primeros días de su gobierno van a ser escrutados por los inversores, que buscan signos de estabilidad tras la conmoción de los resultados del referéndum.

La libra se ha recuperado un 4% desde los mínimos en 31 años que tocó la semana pasada. Y el jueves se espera que el Banco de Inglaterra anuncie un ajuste de su política monetaria para hacer frente al deterioro de las perspectivas económicas.

La primera ministra del Brexit

"Brexit significa Brexit y haremos de ello un éxito", aseguró May el lunes, acabando con las esperanzas de quienes soñaban con una milagrosa permanencia en la UE.

Esta euroescéptica, que se unió al campo de la permanencia sólo durante la campaña del referéndum, ya advirtió que no activaría el artículo 50 del Tratado de Lisboa —que desencadena el proceso de salida de la UE— antes de finales de año.

Impacientes por ver al ejecutivo británico definir su postura, los dirigentes europeos apremiaron a Londres.

El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, instó a May a que inicie "pronto" las negociaciones. "Estoy impaciente de trabajar estrechamente con usted y de saber cuáles son sus intenciones", dijo Juncker en una carta difunda en Twitter.

Por su parte el presidente del parlamento europeo, Martin Schulz, felicitó a May. "Ya aclarado el tema del liderazgo, ahora espero que trabajemos rápido para ofrecer seguridad", dijo.

También el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk dijo esperar una relación de trabajo "fructífera".

Desde Bruselas, el secretario de Estado del Tesoro estadounidense, Jack Lew, pidió que la UE y el Reino Unido mantengan una relación estrecha a pesar del Brexit.

En agosto el presidente francés François Hollande, la canciller alemana Angela Merkel y el jefe del gobierno italiano Mattteo Renzi se reunirán en una cumbre sobre el Brexit.

Para David Cameron, que batalló por la permanencia en la UE y perdió, comienza ahora una nueva vida.

Aunque ganó dos legislativas (en 2010 y 2015), sobrevivió al referéndum de independencia de Escocia y obtuvo varios éxitos económicos y sociales, como el matrimonio gay, probablemente la historia lo recuerde como el primer ministro del Brexit.

A su salida de Downing Street, Cameron dijo que había sido el "mayor honor" de su vida trabajar allí. "Mi único deseo es que este gran país que amo tanto siga siendo exitoso", afirmó.

Rebelión en el partido laborista

Al mismo tiempo que el país se dota de un nuevo líder, la oposición laborista sigue en medio de una profunda crisis de liderazgo, otra más de las repercusiones del referéndum.

Confrontado a una rebelión interna, el jefe del partido Jeremy Corbyn logró el martes que el comité ejecutivo del partido le permitiera presentarse a unas nuevas elecciones.

Pero esta decisión "no resolverá los problemas del Laborismo", considera el tabloide de izquierda Daily Mirror, que estima que "el veneno en las venas del partido es tan tóxico que nadie puede ver un final feliz".

El lunes, la diputada Angela Eagle anunció oficialmente que se presentaría contra Corbyn para sucederlo y otro parlamentario, Owen Smith, se sumó el miércoles a la lista de rivales.

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