Cardenal francés a juicio por guardar silencio sobre casos de pederastia
"Mi único juez es Dios", afirmó recientemente el arzobispo y cardenal francés Philippe Barbarin. Pero el lunes comparecerá ante la justicia de los hombres, acusado de haber ocultado el pasado pederasta de un cura.
Junto a él comparecerán ante el tribunal correccional de Lyon hasta el miércoles cinco exmiembros de esta diócesis ubicada en el centro de Francia, entre ellos el actual arzobispo de Auch (suroeste), Maurice Gardès, y el obispo de Nevers (centro), Thierry Brac de la Perrière, por no haber denunciado agresiones sexuales cometidas por un cura contra jóvenes scouts hace 25 años.
Este juicio se lleva a cabo en un momento delicado para la Iglesia católica por la crisis desatada por una ola de revelaciones de abusos sexuales contra menores por parte del clero, muchos de los cuales fueron mantenidos bajo silencio.
Este caso salió a la luz en 2015 después de que varias víctimas, ex niños scouts, denunciaran por abuso al padre Bernard Preynat, por hechos cometidos entre 1986 y 1991. Las víctimas presentaron también una denuncia contra Barbarin por no haber acudido a la justicia, pese a que estaba al tanto de los abusos.
Después de seis meses de investigación y seis horas de interrogatorio del cardenal de 68 años, la fiscalía de Lyon archivó el caso en 2016. Pero varias víctimas lanzaron un procedimiento de citación directa, que en Francia permite a una víctima recurrir directamente a un tribunal penal.
"Esperamos una decisión clara para todo el mundo", afirmó uno de los denunciantes, François Devaux.
La defensa por su parte denuncia un ensañamiento y espera que el juicio "restablezca la verdad". "No se repara una injusticia con otra", advirtió uno de los abogados de Barbarin, Jean-Félix Luciani.
Apartarlo discretamente
Además de Barbarin, Gardès y Brac de la Perrière, se sentarán en el banquillo de los acusados el ex responsable de un grupo de escucha a víctimas de curas, el exdirector de gabinete de Barbarin y un vicario episcopal que era el superior directo del padre Preynat.
El cardenal español Luis Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, estaba también entre los acusados pero el Vaticano ha alegado su inmunidad. Los denunciantes acusaban al español de complicidad ya que en respuesta a una consulta de Barbarin en 2015 sobre el caso de Preynat, le aconsejó apartarlo discretamente.
Las víctimas estiman que el cardenal Barbarin, que se enteró de los abusos cometidos por el padre Preynat en 2007-2008, según sus declaraciones, debía haberlo apartado de sus funciones inmediatamente, y no en 2015 tras las revelaciones públicas, así como denunciar los hechos ante la justicia.
Barbarin, conocido por sus posiciones rígidas, sobre todo en cuanto al matrimonio gay, admitió que cometió errores y pidió perdón a las víctimas. "Apliqué lo que me dijeron en Roma, después todo el mundo me cayó encima", dijo en la última asamblea de obispos en Lourdes.
En una entrevista con Radio Notre-Dame en noviembre admitió que "ha cambiado mucho" sobre este tema. "Cuando escuchaba hablar de esas cosas hace quince años, me decía 'es terrible, es indigno, es una traición de los curas a su vocación'", declaró, admitiendo que entonces "no pensaba directamente en los niños".
En cuanto al caso de agresión sexual contra el padre Preynat, la mayoría de los hechos prescribieron. El aviso de fin de instrucción de los jueces, que fue entregado recientemente, retiene los testimonios de menos de una decena de víctimas entre al menos 85 que han salido del silencio. Un juicio ante el tribunal correccional de Lyon podría celebrarse a finales de 2019.