Hundimientos de terreno siembran el pánico en una ciudad minera de Polonia

En un estadio de fútbol en esta ciudad de la región minera de Silesia / AFP
AFP
15 2023 - 07:25

Súbitos hundimientos de tierra cada vez más numerosos, provocados por una vieja mina de carbón, preocupan a los habitantes de Trzebinia en el sur de Polonia, que temen por sus casas y su vida.

En un estadio de fútbol en esta ciudad de la región minera de Silesia, un enorme hueco se ve bien delimitado en medio del césped cubierto de nieve recién caída.

Amplio y con profundidad de unos diez metros, el hoyo está rodeado por razones de seguridad por una barrera metálica.

El terreno del estadio se hundió el 3 de febrero por la mañana. Otros veinte huecos, de diferentes diámetros y profundidades, aparecieron desde 2021, cinco de los cuales en enero y febrero de este año, causando pánico en la población.

"Nadie sabe dónde se abrirá el próximo hueco. Vivimos sobre una bomba de tiempo", declaró a la AFP Mateusz Krol, responsable del consejo de habitantes del barrio de Siersza, donde ese fenómeno es mayor. "Los habitantes tienen miedo".

"La gente teme que un abismo aparezca no al lado sino en la propia casa", dice este especialista de unos 40 años de edad. La gente "evita circular por ciertas calles por miedo a caer en un hueco".

Además del estadio, ya no se puede acceder a los jardines obreros.

El culpable

La culpable es conocida: una vieja mina de carbón cerrada en 2001. 

En la superficie se ve un encabalgamiento de escombros oxidados y edificios reutilizados para un museo atestiguan del pasado.

Bajo tierra se esconden pozos y kilómetros de corredores, algunos de los cuales, los menos profundos, son del siglo XIX. 

Tras el cierre de la mina, sus túneles fueron inundados. En la actualidad las aguas subterráneas, cuyo nivel es cada vez alto, afectan los corredores más cercanos a la superficie, provocando hundimientos de terreno.

"El mayor error fue haber parado la explotación del todo cuando la mina funcionó bien durante 138 años", declaró a la AFP Jozef Dziedzic, ex minero de Trzebinia, ahora jubilado.

Pese al cierre de unas cincuenta minas desde 1990, Polonia sigue dependiendo del carbón para su equilibrio energético.

Pero el embargo a las fuentes de energía rusas, aplicado tras la invasión de Ucrania, llevó a Polonia a importar carbón del mundo entero, especialmente para las necesidades de calefacción individual.

"Viendo la situación económica en Europa y en el mundo, ese carbón es simplemente necesario", dice Dziedzic.

"Ahora viene de Venezuela, Australia y otras partes. Y no es de mejor calidad".

Llamado a la calma

Algunos especialistas citados por los medios locales piden a los habitantes de Trzebinia evacuar, causando temor.

Pero las autoridades llaman a la calma.

"Hay riesgo, por supuesto, y todos somos muy conscientes de ello, pero por ahora no hay ninguna razón para evacuar a los residentes", asegura Mariusz Tomalik, portavoz de la Empresa de Restructuración de Minas (SRK), institución estatal que administra las minas cerradas.

"No hubo víctimas ni heridos hasta ahora. Las casas no fueron dañadas", subraya Piotr Bebenek, portavoz de los bomberos locales, pero confirmó que desde el año pasado los hundimientos han "aumentado mucho".

El hueco más grande devoró en septiembre unas cuarenta tumbas en piedra tallada, con sesenta restos en el cementerio local. Los expertos consideran la exhumación de los cuerpos imposible pues el terreno se niveló.

"La gente quedó traumatizada", declaró Dziedzic. 

Otros huecos aparecieron en diciembre a unos metros de una casa individual. Desde entonces, para verificar si hay nuevos vacíos y amenazan la construcción, una instalación de forraje está activa. 

Si se encuentra un vacío, una mezcla de arena y cemento es inyectado para estabilizar el suelo.

En total, un terreno de cerca de 300 hectáreas se ve afectado por los hundimientos.

Un profundo estudio debe ser publicado próximamente por SRK. 

"Estaremos en condiciones de elaborar nuevos planes de acción", indicó Tomalik.

Pese al peligro, los habitantes de Trzebinia quieren quedarse en casa.

"Vivimos toda la vida aquí, tenemos nuestras casas y nuestras familias, no es fácil irse a otra parte o emigrar", señala Josef Dziedzic.

"No se transplantan los árboles viejos", agrega fatalista

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